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ESPERANDO LO PERFECTO


Cuando venimos al Señor entendemos que no hay nada como buscar su voluntad, conocerla y hacerla, aprendemos a pedir que se haga Su voluntad en nuestras vidas así como se hace en los cielos. De ahí que se han acuñado términos dentro del ambiente cristiano que intentan describir de alguna forma nuestra visión acerca de lo que Dios quiere y qué tan cerca andamos de ello; algunos de estos términos son por ejemplo: “La voluntad perfecta de Dios”, “andar en el centro de la voluntad del Padre”, la ,voluntad “permisiva” de Dios, etc. Es excelente que deseemos andar como Jesús anduvo, obedecer en todo y aprender a hacer lo que Dios quiere y no hay nada erróneo en ello; el problema es que algunas personas definen lo que es “perfecto” para ellos como la voluntad de Dios y lo que no es “perfecto” para ellos como la voluntad del hombre. Por ello esperan al hombre perfecto, buscan el trabajo perfecto, esperan tener hijos perfectos y por supuesto sus trabajos y sus ministerios deben ser perfectos, o de otro modo, piensan ellos, algo está mal y no están caminando en la voluntad de Dios. Es cierto que muchos están batallando con sus hijos, sus trabajos, o con sus mismas vidas, como resultado de tomar decisiones sin haber consultado a Dios, y por ello están lejos de la voluntad del Padre viviendo las consecuencias de salirse de Su sombra para hacer lo que ellos quieren; sin embargo la vida en Dios no es perfecta, al menos no lo es desde el punto de vista de lo que muchos llaman perfecto: sin mancha, sin problemas, sin defectos,  sin sufrimientos, sin cosas malas. Eclesiastés 11:4 en la Nueva Traducción Viviente dice: El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra; si contempla cada nube, nunca cosecha. Jesús nos explicó que la vida conforme a su voluntad incluye aflicción, persecución, traición, problemas familiares, momentos de necesidad económica, división familiar, etc. Muchos no llamarían a esto una vida perfecta y creen que si uno sufre esta fuera de la voluntad de Dios… Nada más erróneo, así como es erróneo esperar condiciones perfectas para comenzar a andar.

Creo que una forma ideal de cerrar estas ideas sería compartirle lo siguiente:

Te deseo algunos problemas porque así aprenderás a encontrar soluciones;

Te deseo algunas tristezas porque estas te ayudarán a disfrutar realmente los momentos felices y estos no te pasarán de largo aunque los estés viviendo muy seguido;

Te deseo algunas lagrimas porque estas te recordarán que estas vivo y aun puedes sentir;

Te deseo algunos conflictos porque estos te enseñarán que la paz y la libertad son hermosas;

Te deseo algunas frustraciones porque estas te recordarán que aun no has terminado y que por mucho que crezcas siempre debes seguir aprendiendo;

Te deseo que tu camino en Dios sea como el lo prometió, angosto y con dificultades, porque al final te espera la corona de la vida…

Anda, vive, disfruta, sufre, y nunca, nunca lo hagas fuera de la bendición de Dios.

Pbro. Efraín Reyes Bonilla