Es común confundir el desarrollo de la iglesia bajo estos dos conceptos: engordamiento o crecimiento.

Lo físico es comparativo a lo espiritual. Tener una gordura no significa una vida saludable, bien, una iglesia no debe sólo recibir sin compartir, no sólo recibir sin vivir porque estará engordando y no creciendo para su multiplicación. Hay quienes confunden el crecimiento con mantenerse pero en tal caso el traspaso es en una herencia que terminará y no en un legado que continuará. Crecer no es mantener al creyente todo el tiempo recibiendo, es entrenarlo para multiplicarse. No es la misión de la iglesia hacia adentro, engordando, es hacia el exterior creciendo y multiplicando. Una iglesia no debe crecer para envejecer, heredar, y morir,  debe crecer para multiplicarse, dejar legado, y seguir trascendiendo.

Se crece para multiplicarse y no se mantiene para engordarse. Jesús tuvo a 12, 70 y 120 que no engordó sino envió para multiplicarse. Los entrenó, los envió y los multiplicó. No se trata de mantener sino de multiplicarse. Pregúntate, como creyente ¿Engordas o creces? Es tiempo de comenzar con el legado, con multiplicar al involucrar a otros a la obra del Señor y ganar a los perdidos para Jesucristo.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna