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EL USO DE LA ORACIÓN


Otra vez os digo: Que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo…” Mateo 18:19.

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La oración debe hacerse sobre acuerdos, con fervor y  con certeza. Su uso no es sin rumbo donde cada creyente ora por causa y no propósito y sin la unidad en consenso previo con el resto del Cuerpo, no es en una tibieza espiritual que la tiene como un elemento de la liturgia de un culto, y tampoco es basada en las probabilidades de las circunstancias.

El uso de la oración debe ser:

 1.- Sobre acuerdos (Mateo 18:19). La palabra empleada en el original “Sinfonésosin” refiere a la unión de voces, es una oración basada en el acuerdo previo, una oración eclesial en una sinfonía. “Se ponen de acuerdo” implica consenso y apoyo en unidad. Orar no lleva distintos propósitos sino uno sólo. El poder del acuerdo es tal que DIOS lo responde al ver la unidad y armonía entre sus hijos. No implica que cada quien tenga una dirección de oración sino es el consenso del para qué orar. Basarse en acuerdos es comunicar necesidades y tomarlas para sí mismos en un mismo frente común, trata de comunicar y unificar. Ten el uso adecuado al orar. Como familia consensa la oración y en acuerdos establecidos ora en cada momento posible de tu día y en tu devocional diario.

Convoca a tu familia a un altar familiar donde basados en acuerdos comiencen orar. Donde dos o tres están el Señor se hace presente, y aún que solamente seas tú en tu hogar, con el Señor suman dos y ya se hace la bendición. No olvides que donde están los santos (hijos de DIOS) ahí está el santuario (Jesucristo).

2.- Con fervor (Salmo 141:2). Orar no es en la tibieza del desánimo sino en la intensidad del espíritu que no olvida que en su oración DIOS está presente (Salmo 145:18). El fervor es la consecuencia del recordar que DIOS está donde dos o tres oran en el acuerdo, es la intensidad y constancia que acompaña al clamor y la causa por la que DIOS escucha y responde. Es así como el salmista lo creía, por ello, simboliza su oración como el incienso en ese olor suave y agradable que percibe DIOS cuando sus hijos oran a Él no sólo con clamor sino también con fervor. Haz uso de la intensidad de orar, que tu constancia al pedir por aquello que deseas alcanzar refleje tu genuina necesidad. Pide al Señor te avive no olvidando que en cada una de tus oraciones Él se halla presente, que sea ésta realidad quien provoque en ti una intensidad al orar, una actitud aguerrida y entusiasta para buscar sus promesas y en fe aplicarlas en tu vida. Sea tu oración como el incienso, con fervor y no sólo clamor.

3.- Con certeza (Salmo 65:5). Orar no trata de probabilidades sino de certeza. No se ora “Por si acaso” o “chance y pegue”. Es con la certeza que el Poder de DIOS es a favor de quienes le buscan (Salmo 57:2). El uso de la oración no depende de la conjugación de ciertas circunstancias (aunque DIOS puede provocarlas y usarlas) se tengan o no, sucedan o no, el Poder de DIOS obra con tremendas cosas surgiendo de la misma nada un milagro. Su aritmética es que multiplicando por cero el resultado es cientos (Isaías 40:29).  Orar con certeza es la llave que abre la puerta de las proezas y el bolígrafo con que se escriben las grandes hazañas en DIOS. Ten certeza y no probabilidad que cuando a oración al Señor refiere, no hay falla.

Te sorprenderá el Señor cuando ores en el uso adecuado. Haz de tu oración un acuerdo que no solamente sea un clamor sino un fervor basado en la certeza de que DIOS con tremendas cosas te responderá.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna.