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EL MINISTERIO DE LOS SANTOS


En este día en que celebramos el día del Ministerio Cristiano, agradecemos a Dios por el privilegio que tenemos como Iglesia de servir como Cuerpo de Cristo para llevar el Evangelio a las Naciones.

Dios sabiamente ha dado al hombre principios y modelos bíblicos para que por medio de ellos y con el poder del Espíritu Santo la voluntad del Padre se cumpla en nuestros días.

Dios cuenta con tu vida y la mía como su pueblo para que su Reino  sea extendido, por ello estudiaremos los siguientes principios:

1. Cada miembro es sacerdote – 1 Ped. 2:9-10 En el Nuevo Testamento un sacerdote es un creyente que está ofreciendo sacrificios de alabanza al Padre por medio de Jesucristo (Heb. 13:15) y manifiesta su amor y adoración. Otro aspecto importante es que ora a Dios por las necesidades de la Iglesia y de la sociedad; su oración es intensa y guiada por el Espíritu Santo (Rom. 8:26-27).

2. Cada miembro recibe un ministerio – Ef. 4:11-12 Un cuerpo tiene diferentes miembros,  pero cada uno tiene  diferentes funciones. Así Jesús nos ha dado un ministerio que es diferente al de otros pero cada uno ayuda a todo el cuerpo que es la Iglesia a crecer. Esto se logra por medio del El Espíritu Santo que nos da la capacidad para ejercer ese ministerio (1 Cor. 12:8-12). La Biblia nos enseña cómo descubrir y desarrollar el ministerio que hemos recibido.

3. Importancia de los grupos en casas – Al inicio de la Iglesia Primitiva, el crecimiento numérico fue asombroso. Algunos pasajes bíblicos nos hablan de 3000 (Hch. 2:41) y de 5000 (Hch. 4:14). En ese tiempo no se tenían lugares donde reunir a tantas personas, se congregaban  en las casas, los grupos eran pequeños. Fue en esas reuniones donde se descubrió y practicó el ministerio de cada creyente y allí aprendieron a:

a. Adorar a Dios juntos –Hch.2:47. En una casa no se puede contar con los recursos que se tienen en el templo para adorar; por ejemplo el grupo de alabanza, los instrumentos musicales. Pero se contaba con lo más importante que se necesita en una reunión sea en el templo o en casas y es la presencia del Espíritu Santo que guía a ser adoradores en espíritu y en verdad (Jn. 4:23-24).

b. Servir a la comunidad de fe- Hch. 2:44-46. Al convivir se dan cuenta de aquellos que están necesitados y juntos buscan la forma de ayudarle. Comparten su testimonio, oran unos por otros por esas necesidades, comparten los alimentos, viven en comunión y experimentan la habilidad dada por el Espíritu para la práctica del ministerio.

c. Salir a testificar a la sociedad – Hch.2:43,47. Dios muestra su poder y apoya el ministerio de la Iglesia con señales y maravillas. Tenían testimonio, favor con todo el pueblo y por último: “El Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos”.

Así que es importante que volvamos a los principios de la Iglesia Primitiva donde todos ejercemos el sacerdocio, primero en nuestras casas sirviendo a Dios con los dones y ministerio que El nos ha dado, después a la comunidad de fe y mediante la Iglesia, tocar a las familias de nuestra sociedad para que todos conozcan que Dios es real  y poderoso para salvar, sanar y restaurar.

                                                                                           Pbro. Raúl Rosas González