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El metodismo y los grupos pequeños


El avivamiento metodista tomó una forma concreta cuando Juan Wesley, a partir de 1742, organizó a los convertidos en grupos que llamó “Sociedades”, Clases” y Bandas”.

En estos grupos buscaban conservar su fe, su nueva forma de vida, y mantenerse en el camino hacia la santidad. En este sentido, fue un verdadero pionero de la evangelización a través de los grupos  pequeños. Hacia fin del siglo XVIII, el metodismo había desarrollado más de diez mil grupos celulares, llamados “clases” o “reuniones de clase” (class meetings).

Había tres tipos de grupos.

Las Sociedades (congregación): La sociedad era la congregación activa de un área determinada. Wesley lo definía como la compañía de personas que no solamente buscan la forma externa de piedad, sino también estaban unidos para orar juntos, para recibir la palabra de exhortación, para cuidarse el uno al otro en amor, a fin de que cada uno se ayude a ocuparse en nuestra salvación. Su liturgia en la reunión consistía en: lectura de la Biblia, predicación, canto de himnos y exhortación. Se reunían en capillas sencillas, sin adorno y sin instrumentos. Las reuniones solían tener entre 50-150 miembros.

La Clase (células). Cada “clase” era dirigida por un líder que preguntaba por el estado del alma de cada uno y aclaraba inquietudes acerca del sermón o de algún aspecto de doctrina. También el líder hacía informes de cada miembro para la revisión de Wesley o alguien a quién él nombraba.

La Banda. Solamente se podía pertenecer a una Banda si tenía el visto bueno de los demás miembros. Sin embargo aproximadamente el 25% de los metodistas de aquel entonces pertenecían a una banda. Las Bandas se iniciaron en 1738, antes de las Clases, y siguieron el patrón de Moravia de promover la renovación espiritual de cada miembro. En cada reunión de las Bandas, los miembros se preguntaban entre sí acerca de los pecados que habían cometido desde la última reunión, las tentaciones con las que habían tenido que lidiar, y la forma en que habían sido liberados de esas tentaciones.

Podemos decir que el movimiento metodista, es pionero del trabajo en células. ¿Únete a este trabajo!

Pbro. David E. Almanza Villalobos