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EL MENSAJE DE LA NAVIDAD (Lucas 2:1-14)


La Navidad es un tiempo de renunciamiento: del pecado, los malos hábitos, los placeres egoístas. La Navidad es un tiempo de redención: rendición a Cristo, aceptación a Él como Rey. La Navidad es un tiempo de dar: no de canjear. El mensaje de la Navidad fue:               1. Misterioso, Inexplicable, difícil de explicar y comprender; inaccesible a la razón y por lo tanto debe ser objeto de la Fe del creyente: «Os ha nacido hoy un Salvador que es Cristo el Señor». Misterio, misterio de misterios, misterio inexplicable. El Señor de la gloria nace, nace en un pesebre, despojado de su majestad celeste y envuelto en humildes pañales. Aquel que es la gloria del Cielo y la luz del mundo nace de noche. 2. Bueno (Buenas Nuevas): «os doy nuevas». La voz que dio la ley en el Sinaí trajo solamente temor y temblor. La ley era santa, justa y buena, mas no traía ninguna buena nueva para los pecadores… El Evangelio trae buenas nuevas porque proclama el nacimiento del Salvador. 3. Alegre: «Nuevas de gran gozo». Su primera nota: «No temáis». Sí, no temáis la profundidad de la vida pecaminosa, ni el número de nuestros pecados, nuestra propia flaqueza, ni los enemigos externos del alma, porque nos ha nacido un Salvador. Nosotros nos alegramos en Dios por nuestro Señor Jesucristo. 4. Personal: «Os ha nacido hoy». Los pastores de Belén no podían dejar de creer que ese bendito mensaje de Dios era para todos los que lo oyesen: «Oíd, y vivirá vuestra alma». 5. Universal: «Que será para todo el pueblo». Cuando nuestro Señor Jesucristo estaba envuelto en pañales, o cuando estaba delante de Pilato, era, a los ojos de los hombres, muy insignificante, comparado con Pilato o con el emperador de Roma. Más, ¿dónde están ellos hoy? Entre tanto, el mundo es ahora bendecido porque Cristo murió por la humanidad: «Todas las naciones lo llamarán bienaventurado». «Gloria a Dios en las alturas, y paz y buena voluntad para con los hombres». Tengamos buena voluntad para con los hombres. Finalmente, en diciembre todos cantamos un himno muy hermoso “Noche de Paz” aquí parte de esta historia: Todo comenzó una tarde de Nochebuena en Austria. José Mohr había pasado horas escribiendo en el pequeño despacho de su iglesia desde que el organista le había avisado que el órgano se encontraba fuera de servicio. Por fin llevó el papel al músico, Franz Grüber, quien exclamó, -¡Pastor Mohr, son las palabras perfectas!- En poco tiempo Grüber les agregó una sencilla melodía y juntos pudieron entregar su “regalo de navidad” a la pequeña congregación; cantaron el nuevo villancico acompañados con la guitarra de Grüber. Los años pasaron con la partitura guardada en el asiento del órgano, hasta que un día lo descubrió un técnico que afinaba el órgano de Oberndorf. Él quedó encantado con el villancico y lo llevó a otros pueblos. Por fin el Emperador Federico Wilhelm IV lo escuchó, y tanto se entusiasmó que ordenó que se cantara en todas las iglesias del Imperio ese año. Desde entonces, no ha sido necesario ningún edicto para que “Noche de Paz” sea cantado en el mundo entero.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez