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“EL ESPÍRITU SANTO EN EL CREYENTE”


En el día del Pentecostés, las 120 personas que estaban en el aposento alto, fueron llenas del Espíritu Santo. Este día de Pentecostés fue el inicio del cumplimiento de la promesa dada a los Creyentes de que nos sería enviado “Otro consolador, el Espíritu Santo, promesa repetida en el Libro de los Hechos 1:8, ya con una indicación clara de las secuencias que traería el ser llenos del Espíritu Santo. Recibiréis Poder y me seréis testigos.” En el libro de los hechos encontramos algunos sucesos que acontecieron en la vida de los cristianos de la iglesia primitiva. 1. “Perseveraban en la doctrina de los Apóstoles…” Querían saber más de Dios, más de las enseñanzas de Jesucristo. Tenían hambre de aprender y hablar de Jesucristo. Esta es una de las manifestaciones cuando se recibe el Espíritu Santo, se siente un fuerte deseo de leer la escritura, para saber más del Señor y dar testimonio de Jesucristo.                 2. Cultivaban la Comunión mediante el convivir, “Compartiendo el pan” y orando juntos. Cuando se tiene algo en el corazón como es una experiencia como esta, se busca estar con otras personas que tiene lo mismo, que tienen el mismo sentir. Fue tan fuerte el impacto del Espíritu Santo, que intentaron formar una comunidad en la que todo fuera de todos. Las células integran órganos y los órganos forman cuerpos, el principio celular es importante para el crecimiento de la iglesia, intégrate o forma una célula en tu casa. 3. Eran una misma comunidad de gente “Alegre y Sencilla”. El aceptar a Cristo y el recibir el Espíritu Santo, no nos hace gente triste y soberbia, por lo contrario nos hace personas felices y sencillas de corazón. ¿Cómo cristianos vemos en nuestras vidas algunas de estas señales como consecuencia y fruto de nuestra relación con Dios y con el Espíritu Santo? Si no es así, es tiempo de pedirle al Señor Jesús que nos de la promesa y nos llene con el Espíritu Santo.      Parte 1

 

Pbro. Rodolfo Torres Pérez