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EL ESPÍRITU SANTO EN EL CREYENTE


PERO, TAMBIÉN HAY COSAS QUE DEBEMOS EVITAR.

Podemos tratar de evitar al Espíritu Santo con nuestros propios planes: la elección de Matías: Parecía correcto en el plan de los apóstoles para elegir a un sucesor de Judas. No obstante eludieron la dirección del Espíritu. Pese a que la iniciación, nominación y elección parecían correctas, Dios no estaba en ello. Cuando perdemos la dirección del Espíritu no hay dirección ni definición, ni dependencia en lo que hacemos. ¿Sometes el Espíritu a tus planes o tus planes al Espíritu? Podemos tratar de evitar al Espíritu Santo por nuestra propia reputación: Ananías y Safira: Ananías y su esposa intentaron la manipulación del Espíritu por su propia reputación. Su acción fue deliberada, engañosa, demoniaca y discrecional; con una verborrea envolvente. Dios mostró una manifestación de juicio. Dios toma la legitimidad y transparencia con seriedad, especialmente en momentos de empezar una obra. Hay una gran presión por la preeminencia, el prestigio y el lucimiento incluso en la iglesia. No debemos tratar nunca de hacer creer a otros o al Espíritu que somos más de lo que realmente somos. Algunos pueden tratar de comprar lo que sólo el Espíritu Santo puede hacer: Simón el mago: Simón creyó que el dinero podía comprar lo que sólo el Espíritu de Dios podía hacer. Aunque él hizo una profesión personal de fe, malentendió la obra del Espíritu. Nada puede sustituir los que sólo el Espíritu Santo puede hacer en tu vida. FINALMENTE: Ser guiados y dirigidos por el Espíritu Santo también implica que debemos discernir la Palabra de Dios para nuestra vida y no errar en lo que nuestros pensamientos nos dicten; que sea tal la claridad y evidencia al ser dirigidos por Dios para vivir vidas victoriosas y que cuando Dios nos hable podamos pensar lo siguiente: 1.- ¿Es bíblico? 2.- ¿El Espíritu da testimonio a mi espíritu? 3.- ¿Las circunstancias se alinean al plan de Dios? (Última parte).

 Pbro. Rodolfo Torres Pérez