De convencido a convertido, de la letra a la vivencia, de la idea sobre la salvación a la certeza de tenerla.
El 24 de mayo de 1738 en una reunión de oración en la calle Aldersgate, Londres, Inglaterra, Juan Wesley tuvo la experiencia del corazón ardiente. Ese día su vida había sido preparada mediante la Palabra de DIOS para sostener esa experiencia ya que desde la mañana había leído la Escritura en la segunda carta del apóstol Pedro 1:4 y Marcos 12:34. Por la noche, asiste a la reunión de la calle Aldersgate y escucha la lectura del prefacio de Lutero a la epístola a los Romanos describiendo lo siguiente: “Sentí que confiaba en Cristo, en Cristo solo, para mi salvación; y me fue dada la seguridad de que él había quitado mis pecados, aún los míos, y me había salvado de la ley de pecado y de la muerte… Di testimonio público ante todos los asistentes de lo que sentí por primera vez en mi corazón”.
Nuestro emblema Metodista es la cruz que representa la salvación en Cristo no obtenida fuera de Él, ni perdón de pecados concedido sin Él, pero también es la flama que representa la experiencia con el Espíritu Santo, la vivencia de lo que se entiende por el intelecto en la práctica de la santidad y la predicación del evangelio. La iglesia metodista cree en la experiencia con el Espíritu Santo, esa que se expresa en la frase: “corazón ardiente”, aquella que persuade del pecado y llama al arrepentimiento en una transición de convencido a convertido, una salida del entendimiento al recibimiento, del concepto o idea a la realidad y vivencia. El corazón ardiente persuade acerca de la salvación avivando para que se cumpla la gran comisión una vez que se confía en la sustitución de la cruz. No es la idea sobre DIOS, su salvación y regeneración, es la práctica de su libertad, la realidad sentida y hecha una conducta de santidad, amor al prójimo, y la evangelización como estilo de vida.
A una semana de celebrar el pentecostés prepara tu vida con la Palabra de DIOS. Lee durante la semana la Escritura y sea el Señor tratando con tu vida según su bendito propósito, llevándote a la experiencia del corazón ardiente. Pasa del entendimiento a la realidad de lo que predicas, enseñas, y escuchas; sea la ocasión en que levante el Señor una generación bautizada en fuego, con un corazón ardiente que le concientice sobre la necesidad de su salvación a través de Cristo y le persuada a la conversión genuina en la regeneración como obra del Espíritu Santo recibiendo su testimonio que se es hijo de DIOS (Romanos 8:16), y le use para no sólo informar con su Palabra a una nación e iglesia sino mediante la transformación del evangelio al predicarse con autoridad, denuedo y el respaldo de su Santo Espíritu.
Hoy, use el Señor tu vida y la mía para transformar a la nación a través de la experiencia del corazón ardiente.
Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna