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El ARREPENTIMIENTO PRODUCE PERDÓN Y SALVACIÓN


“Fue en una iglesia de Munich donde lo vi. Un hombre calvo y fornido, las gentes empezaban a salir del salón del sótano donde yo acababa de hablar. Corría el año de 1947, venía de Holanda a una derrotada Alemania con el mensaje de que Dios perdona; fue entonces cuando lo vi, tratando de abrirse camino por entre los que salían y avanzando hacía donde yo me encontraba, el hombre que empujaba para llegar hasta mí había sido guardia en Ravensbruck” con estas palabras Corrie Ten Boom nos cuenta el día que se encontró cara a cara con uno de los más crueles guardianes alemanes que había conocido. Se había burlado de ellas, las había humillado, degradado a ella y a su hermana. Ahora se hallaba delante de ella con la mano extendida y diciéndole: — ¿Me puede perdonar? Ella escribe: “Yo estaba allí con mi corazón lleno de frial­dad, pero yo sabía que la voluntad puede funcionar a pesar de la temperatura del corazón. Oré pidiendo a Cristo Jesús que me ayudara. Extendí mi mano para estrechar la que aquel hombre me ofrecía y entonces experimenté algo increíble. Una corriente que empezó en mi hombro corrió por el brazo abajo y se extendió por ambas manos enlazadas. Después esta cálida reconciliación pareció inun­dar todo mi ser, hasta el punto de hacerme llorar. —Le perdono, hermano —dije. ”Y lloré con todo mi corazón. Por un largo momento ambas manos quedaron estrechadas, la del antiguo guardián y la de la antigua prisionera. Nunca había experimentado el amor de Dios de una manera tan intensa como lo hice en  aquel momento.”  Perdonar es poner en libertad a un prisionero y entonces descubres que el prisionero eres tú.

 De tal manera podemos experimentar el amor y perdón de Dios que podemos amar a nuestro enemigo. recordemos que nuestro Señor Jesucristo en su oración al Padre dijo: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

Fuente: BUCKINGHAM, JAMIE. Misión Ineludible, continuación del refugio secreto. Editorial Vida 1974. Páginas 254 (71-75)

Pbro. Rodolfo Torres Pérez