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EL ARREPENTIMIENTO


El arrepentimiento personal para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo son los dos elementos básicos del arrepentimiento. El arrepentimiento es el medio y la fe la condición para la salvación. El arrepentimiento es deber de todos los hombres. Por cuanto todos pecaron, todos necesitan de la gracia de Dios. El arrepentimiento evangélico es llamado “el arrepentimiento para con Dios”, porque consiste en volverse del pecado a la santidad, implica un sentimiento de odio al pecado y un amor a la santidad. (Hch. 17:30; Mt. 3:2; Is. 55:7)

 Arrepentimiento es un dolor verdadero por el pecado, acompañado de un sincero esfuerzo por dejarlo, dolor de carácter piadoso por el pecado; la convicción de culpabilidad producida por la aplicación de la ley divina al corazón por el Espíritu Santo. El arrepentimiento es sobre todo una obligación personal. Es un deber impuesto a todos los hombres (Hch. 17:30; Mt. 3:2; Hch. 2:38; Is. 55:7: Ez. 18:30; Lc. 13:3)

El verdadero arrepentimiento es completo, implica que se abandone todo el pecado.

El arrepentimiento implica:

1.- Un corazón quebrantado y contrito, una tristeza verdadera de alma, un sensación clara de pecado.

2.- Una aceptación del poder de Cristo para perdonar.

3.- Una reforma. Esta reforma implica dos cosas que son: Abandonar el pecado y un esfuerzo serio por obedecer. El arrepentimiento del hombre hacia Dios hace posible que la salvación sea una realidad.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez