Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


¿EGOÍSTAS?


Desde que nacemos estamos constantemente recibiendo, de hecho la primera etapa en nuestras vidas se caracteriza por un alto nivel de dependencia por el cual lloramos cada vez que sentimos que no tenemos lo que queremos o necesitamos (los recién nacidos comen cada tres horas sin importar si es de madrugada o no). Cuando entramos en la adolescencia sentimos que el mundo es injusto con nosotros y que nadie comprende lo que necesitamos; en la juventud comenzamos  a trabajar y a ser responsables pero con un fin en mente: logros personales. En la adultez queremos tener todo lo que habíamos soñado y nos frustramos si no logramos algo en los años pasados; en la vejez nos preocupa que nadie se interese en nosotros y que no haya alguien que pueda satisfacer nuestras necesidades más básicas… Estas formas de pensar son normales y quizá “naturales” pero son también muy egoístas porque el centro de ellas soy yo; como cristianos NO estamos llamados a una vida normal o natural sino a una vida sobrenatural. Como hijos de Dios y coherederos de las bendiciones estamos llamados a imitar a Cristo quien se dio a sí mismo por nosotros, no importando si sería correspondido o no, Él mostró amor desinteresado y genuino, Él nos puso a nosotros antes que a sí mismo.

Si meditamos en cómo ha sido nuestra vida (por favor medita en ella aunque seas aún muy joven), debemos preguntarnos: Si este fuera nuestro último día ¿Hemos repartido o compartido de manera suficiente todo lo que hemos recibido? ¿Será que si nos vamos hoy nos estamos yendo con cosas en lugar de haberlas dejado aquí? ¿Cuánto tiempo de mi día y de mi vida paso pensando en lo que no tengo, en lo que a mí me falta, y cuánto tiempo pienso en lo que le falta a otros? Y si me doy cuenta de las cosas que otros no tienen ¿Cuánto he repartido de lo que yo soy y lo que tengo en otros?…  Hay quienes sí comparten pero de manera “dosificada”, de “a poquito”, como si fuera a acabarse lo que tienen. Estas personas suelen dar pero sólo para sentirse bien consigo mismos, su “dar” no es genuino porque el centro de esa acción no es la persona que recibe sino lo que da. Algunos otros esperan repartir pero hasta que envejezcan suficiente, pensando que todavía les dará tiempo.

El asunto no es si lo hiciste en el pasado o no, el asunto es ¿qué harás después de leer esto?… ¿Dejarás de acumular y comenzarás a repartir?…

Pbro. Efraín Reyes Bonilla