El tener la oportunidad de hacer viajes frecuentemente le permite a uno poder mirar lo que Dios hace no solo en casa sino afuera de ella. Respecto a lo que hace en casa puedo afirmar, cada día más, que Dios escogió a La Trinidad como un lugar especial, un refugio espiritual, un centro de enseñanza y capacitación continuas, un lugar donde su presencia se manifieste, su voz se escuche y sus maravillas ocurran; solo hace falta salir un poco para mirar todo lo que Trinidad tiene, no son recursos materiales (como muchos piensan) lo que hace rica a esta iglesia sino la gente (su sed de Dios, su hambre de milagros y señales y la búsqueda de su presencia). Al salir uno contemplará con cierta tristeza que muchas cosas que ocurren en Trinidad no ocurren en todos lados y, aunque está lejos de ser una iglesia perfecta y hay muchas áreas de oportunidad, Dios sigue aquí (por pura misericordia) quizá porque la escogió como una fortaleza en la cual habitar. Sin embargo, uno que viaja tampoco podrá decirle que TODO pasa en Trinidad y en otros lados hay vacío, por el contrario, no he dejado de sorprenderme al conocer personas y congregaciones en otras partes del país donde el nombre del Señor es también glorificado con la misma (y a veces mayor) fuerza que en Trinidad, iglesias donde los prodigios y señales también ocurren y donde Dios a veces los manifiesta de formas mucho más sobrenaturales.
Todo esto me hace pensar en Israel y como Dios puso toda su atención en ellos, les dio toda una estructura jurídica y social para poder vivir en paz, para ser bendecidos y bendecir, para tener bonanza económica, para tener familias funcionales, para alabarlo con orden y libertad… LES DIO TODO, Y ELLOS SE LO QUEDARON, no se dieron cuenta que cuando Dios nos da es para que compartamos. Iglesia La Trinidad, no cometamos el error de Israel, no lleguemos nunca al punto de pensar que lo mejor ocurre sólo en nuestras puertas y no debemos salir, sino que seamos agradecidos con todo lo que se nos ha dado y APRENDAMOS A COMPARTIR, aprendamos a convivir (al menos con otros hermanos metodistas pero también con otros hermanos que están en Cristo), quitémonos esa extraña forma de pensar que arguye que no debe “contaminarse” con otras cosas; no vaya a ser que Dios se busque otro pueblo y que el Dios de las maravillas deje de hacerlas con nosotros y prefiera hacerlas en otro lado. Aunque vivamos en un lugar similar al Edén, es tiempo de mirar al resto de la Tierra y dar lo que de gracia nos ha sido dado.
Pbro. Efraín Reyes.