CONCEPTO: Todo discípulo es un creyente, pero no todo creyente es un discípulo.
21.- Los creyentes esperan milagros; los discípulos obran milagros.
22.- El creyente es un ahorro; el discípulo es una inversión.
23.- Los creyentes destacan llenando el templo; los discípulos se hacen para conquistar al mundo.
24.- Los creyentes suelen ser fuertes como soldados acuartelados; los discípulos son soldados invasores.
25.- El creyente cuida de las estacas de su tienda; el discípulo ensancha el sitio de su cabaña.
26.- El creyente hace hábitos el discípulo rompe los moldes.
27.- El creyente sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para lograr la iglesia real.
28.- La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo.
29.- El creyente maduro se hace discípulo; el discípulo asume los ministerios del cuerpo.
30.- El creyente necesita de campañas para animarse; el discípulo vive en campaña porque está animado.
31.- El creyente espera un avivamiento; el discípulo es parte de él.
32.- El creyente agoniza sin morir; el discípulo muere y resucita para dar vida.
33.- El creyente aislado de su congregación se lamenta de no tener ambiente; el discípulo crea ambiente para formar una congregación.
34.- Al creyente se le promete una almohada; al discípulo una cruz.
35.- El creyente es socio; el discípulo es siervo.
36.- El creyente se enreda con la cizaña; el discípulo supera las escaramuzas del diablo y no se deja confundir. 37.- El creyente es espiga; el discípulo es grano lleno en la espiga.
38.- El creyente es “ojalá”; el discípulo es “heme aquí”. 39.- El creyente es valioso; el discípulo es indispensable. 40.- El creyente, quizá, predica el Evangelio; el discípulo hace discípulos.
“Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:16) ÚLTIMA PARTE
Tomado del libro: “Carne para el Espíritu”
de Rodolfo Loyola Loyola.