Este es el último Domingo que escribo acerca de este tema, mi deseo ha sido que entendamos nuestra necesidad de hacer las cosas de manera distinta, más conforme a la voluntad de Dios y ya no conforme a nuestra “santa” voluntad (la cual de santa a veces solo tiene el nombre); Y es que la voz de Dios es tan clara y específica como una instrucción acerca de un cambio de rumbo en un viaje (Hch 16:6-7), la revelación acerca de que una persona está mintiendo (Hch 5:3), la dirección exacta donde se encuentra una persona (al estilo de un localizador GPS – Hch 10:6), etc.
Recuerdo que uno de mis familiares más cercanos me decía siempre “ora por mí porque tú estás más cerca de Dios”, y creo que aun hoy muchos tienen esa misma creencia. La verdad es que Dios quiere hablar con todos pero simplemente hay algunos que hacen más caso, que están más al pendiente de su voz y que no están esperando que Él hable sino que buscan esa voz todo el tiempo, a lo cual el Espíritu responde dando instrucciones específicas sobre cada aspecto de nuestras vidas. Por otro lado están los que jamás pensarían que Dios da instrucciones raras como profetizar a través de la ropa interior (Jer 13:1-13), que ya no se ore por alguien (Jer 14:11), ir a casa de un artesano para entender una lección para su pueblo (Jer 18:1-4), etc.; y es que Dios habla mucho con aquellos que deciden creer (aun cuando tengan dudas – Jer 1:6-7), porque a Él le desagradan los que no tienen fe (Heb 11:6).
Nuestra vida devocional y nuestra fe son una clara muestra de quiénes somos ante Dios (gente cercana o lejana a Él), y dan la pauta para saber si tendremos una vida guiada por Su voz o por nuestro corazón (el cual es engañoso)… Si he de hablar de la vida en el Espíritu tengo que denunciar estas cosas, especialmente porque hay gente que se llama así misma cristiana y cree que vive en el Espíritu pero cuya vida devocional y cuya fe reflejan que Cristo jamás llegó a su vida… Es tiempo de cambiar…
Pbro. Efraín Reyes Bonilla.