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DEL FRACASO AL ÉXITO


En los tiempos de Moisés hubo un plan de destrucción para desaparecer a una generación entera, pero la misericordia de Dios se opuso a esa fuerza la cual aplastó esos planes diabólicos y Moisés fue puesto a salvo. 

«En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto» Éxodo 2:11-14

Moisés actuó por impulso de algo que no pensó. Pero Dios tenía un plan que iba más allá de los fracasos de Moisés. El siempre va más allá de nuestras decisiones y de nuestro camino erróneo para que volvamos al destino divino. Moisés huyó aunque él tenía una educación para reinar y se fue a cuidar ovejas. Fue criado para ser el primero y se fue a ocupar un último lugar. Dios hace que así como Moisés fue enfrentado con Dios, así seamos confrontados para que salgamos de detrás del escondite. Porque Dios quiere que tomemos el desafío y enfrentemos primeramente, nuestra condición de fracaso interno para aceptar la condición de éxito que Jesús nos dio en la cruz, a Jeremías le dijo «Jeremías desde tu vientre te llamé» a Isaías le dijo «te puse nombre porque mío eres tu», y a pesar de sus errores, Dios jamás se desligó de lo que quiso hacer con ellos. Muchas personas cuando cometen un error se van de una iglesia y se van a otra, pero enfrentar los errores es para los exitosos, porque ellos quieren cambiar. Moisés se encontró unas doncellas y las defendió, entonces el padre de estas jóvenes le mandó llamar y así se quedó Moisés sirviendo a un hombre y no a Dios. Pero ahí pastoreando ovejas Dios le llamó desde una zarza, el arbusto menos motivante y menos agradable ardía sin consumirse, Dios le estaba mostrando que tenía que salir de la comodidad y entrar a la dimensión del éxito, no a la manera del mundo, sino a la manera de Dios, que es hacer la voluntad del Padre. Y ahí en ese desierto Moisés decidió ir a Dios, la zarza era evidencia de lo que Dios le daría en un mundo sobrenatural para ordenar lo natural. En esa zarza escuchó la voz de Dios, El destino de Moisés era romper el fracaso e ir al éxito. Dios nos educa para no huir y hacerle frente a los errores. Dios siempre habla en términos de futuro como un presente continuo. ¿Estás dispuesto a ser sorprendido por Dios?.

Pastor Edgardo Springer