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¿De qué pozo sacias tu sed? Juan 4:11


El valor más grande de DIOS son las personas. Cada individuo es importante y valioso para DIOS sin importar su condición espiritual ni tampoco reputación porque vino a buscar y salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). El encuentro de Jesús con la mujer samaritana no fue casual, fue propiciado por Jesús.

El Señor le muestra a la samaritana su vacío existencial confrontándola con él (“ve y llama…” Jn. 4:16). La finalidad de confrontarla no era evidenciarla sino sanarla. No la juzga, comprende su situación al beber siempre del pozo de Jacob, entiende su necesidad de cambio y transformación, esa era la razón y propósito de pasar por Samaria: Transformarla. Generalmente, no es agradable cuando se es confrontado. Se comprende hay vacío pero cuando se señala, no se reconoce y se aferra a no dejarlo al ser por la necedad justificado. La mujer no actúo de esa manera sino reconoció su vacío al ser confrontada con su promiscuidad. No se sintió atacada sino valorada porque Jesús había ofrecido su agua para ser transformada. DIOS siempre da oportunidades de cambiar, no juzga sino confronta para restaurar. La Palabra de DIOS confronta, incomoda pero para sanar, restaurar y transformar. Todos los maridos que había tenido la mujer samaritana eran la evidencia de su vacío, de su esfuerzo por hallar una razón de vivir que le diera satisfacción. Siempre hay un fondo en una conducta y estilo de vida, jamás es sin razón, y por ello debes aprender a entender a la gente cuando se halla en estos círculos viciosos en la necesidad de acudir al pozo de Jacob.

Quien sostiene un encuentro con Jesucristo deja su cántaro no teniendo más la necesidad de ir al pozo de Jacob porque su sed ha sido saciada en DIOS (Jn. 4:28 y 29). Ahora no tiene una sed sino una satisfacción, no tiene un cántaro sino un testimonio que dar.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna