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De crisis en crisis


Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos, pues nosotros, que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús. 2 Corintios 4.10. Un veterano pastor, con muchos años de trayectoria ministerial, hace poco compartió la siguiente observación: «un líder siempre se encuentra en crisis. Puede que esté saliendo de una, o que esté inmerso en una, o que esté entrando en una, pero siempre está en crisis». Al reflexionar sobre casi veinticinco años de experiencia ministerial me doy cuenta cuán acertada ha sido esta descripción. Durante una gran parte de este tiempo me he encontrado haciéndole frente a las dificultades de la más variada intensidad y naturaleza. Tengo certeza, por el testimonio de muchos colegas, que mi experiencia no es única. La trayectoria de las grandes figuras en la historia del pueblo de Dios añade aún mayor peso a esta observación: un líder siempre se encuentra en crisis. Se torna esencial, por lo tanto, saber cómo sobrellevar las crisis, si deseamos que las mismas no provoquen la devastación de nuestros recursos espirituales. Un paso importante en este proceso es reconocer que la crisis en la vida del líder es normal. El apóstol Pablo indica, en el texto de hoy, que llevaba en su cuerpo la permanente manifestación de la muerte de Cristo. Sin entrar en los detalles de las particulares experiencias a las que se referiría, sabemos que esto implicaba la constante manifestación de la puja entre la vida y la muerte.  (Parte 1).

Autor: Christopher Shaw