La mayoría de las personas hacemos las cosas por algo, es decir, hay una motivación, un móvil que nos hace actuar o dejar de hacerlo. Cuando esa motivación implica gastar dinero, modificar nuestra agenda, cambiar en alguna forma nuestra forma habitual de ser o de actuar, e inclusive pensar constantemente en ello, esta motivación se convierte en una causa. Para algunos su causa es hacer deporte y por ello entrenan constantemente, modifican su cuerpo, y casi no pueden esperar a que sea ya otro día para seguir entrenando y mejorar; para otros su pasión es ver algún deporte, es decir, se vuelven “fanáticos” de algún equipo, gastan grandes cantidades en boletos, compran atuendos, esperan con ansia los eventos deportivos, y en casos aun más fuertes crean grupos de fanáticos como ellos; para otros su causa es divertirse y no hacen nada que no les divierta, emplean gran parte de su tiempo en ello y gastan fuertes sumas de dinero en boletos, software y actividades diversas… Hay muchas causas diferentes: los marginados, el dinero, la religión, el socialismo, las pandillas, la política, etcétera. Sin embargo no todas las causas son buenas, algunas dañan a otros, implican delincuencia y desorden, otras inmoralidad y maldad; algunas causas hacen bien a la gente, otras causan mucho daño… Algunas causas te acercan a Dios mientras que otras te alejan, existen causas que supuestamente son en nombre de Dios y aun algunas que lo usan a Él como pretexto para hacer atrocidades. Dios puede ser para otros una causa en sí mismo y la forma de distinguirlos es la misma que en el resto de las causas, hacen grandes cambios en su agenda para estar con Dios, gastan mucho dinero en Él y en aquellos que Él les indique, hacen muchos cambios vidas, piensan constantemente en Él y hablan con Él todo el tiempo y aun algunos llegan a hacer cambios físicos con tal de agradarlo. No es lo mismo Dios como causa que el ministerio como causa porque, aunque para algunos es lo mismo, se pierden más en hacer algo para Dios que en hacerlo con Dios y por ello emplean mucho tiempo trabajando para Él pero poco tiempo en comunión con Él… Todos tenemos una causa, pero ¿Cuál es la tuya? ¿Te hace bien o daño? ¿Te aleja o te acerca de tu familia? ¿Te aleja o te acerca a Dios? ¿Deberías revisar tu causa?… (Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón, Lc. 12:36)
Pbro. Efraín Reyes Bonilla