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¡CRISTO HA RESUCITADO DE LOS MUERTOS! 1 Corintios 15:16


Muerte de Jesús: Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó en oscuridad. El sol dejó de brillar, y el velo del templo se  rasgó por la mitad. Jesús gritó con fuerza y dijo: — ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, murió. Cuando el capitán romano vio lo que había pasado, alabó a Dios, diciendo: —De veras, este hombre era inocente. Toda la multitud que estaba presente y que vio lo que había pasado, se fue de allí golpeándose el pecho. Todos los conocidos de Jesús se mantenían a distancia;  también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea  estaban allí mirando.

Jesús es sepultado: Había un hombre rico, bueno y justo llamado José-discípulo de Jesús-, natural de Arimatea,  un pueblo de Judea. Pertenecía a la Junta Suprema de  los judíos. Este José, que esperaba el reino de Dios y  que no estuvo de acuerdo con lo que la Junta había hecho, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino limpio y  lo puso en un sepulcro nuevo, excavado en una peña,  donde todavía no habían sepultado a nadie. Era el día de la preparación para el sábado, que ya  estaba a punto de comenzar. Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea- María Magdalena y la otra María- sentadas delante del sepulcro,  fueron y vieron el sepulcro, y se fijaron en cómo  habían puesto el cuerpo. Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y ungüentos.

Anuncio de la resurrección de Jesús: Las mujeres descansaron el sábado, conforme  al mandamiento,  pero el primer día de la semana  regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes  que habían preparado.  Al llegar, se encontraron con que la piedra que tapaba el  sepulcro no estaba en su lugar;  y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.  No sabían qué pensar  de esto, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto  a ellas, vestidos con ropas brillantes.  Llenas de miedo, se inclinaron  hasta el suelo; pero aquellos hombres les dijeron: — ¿Por qué buscan ustedes entre  los muertos al que está vivo?  No está aquí, sino que ha resucitado.  Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba  en Galilea: que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores,  que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría.  Entonces ellas se acordaron de las palabras de Jesús,  y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once  apóstoles y a todos los demás.  Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron  María Magdalena, Juana, María madre de Santiago,  y las otras mujeres.  Pero a los apóstoles les pareció una locura lo que ellas decían,  y no querían creerles. Sin embargo, Pedro se fue corriendo al sepulcro; y cuando miró dentro, no vio más que las sábanas. Entonces volvió a casa, admirado de lo que había sucedido.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez