1 Samuel 15:24 “Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos, perdona, pues ahora mi pecado” . Noten que Saúl sabía lo que tenía que hacer incluso admite y dice: “desobedecí las instrucciones del Señor” ¿saben por qué? Le gustaba complacer a la gente, tenía miedo de herir los sentimientos de alguien, podía decepcionar o no caerles bien , así que renunció a cumplir su destino para poder agradar a los demás.
Nunca seremos realmente libres hasta que dejemos de querer complacer a todo el mundo. Puedes ser amable y respetuoso, pero tú no vives para complacer a la gente, tú vives para complacer a Dios. Y cuando nos levantemos por la mañana debemos de buscar en nuestro corazón, y si estamos haciendo lo mejor que podemos, lo que sabemos que Dios quiere que hagamos , no tenemos que mirar a la derecha ni a la izquierda solo mantener el enfoque en nuestros objetivos.
Si las personas no entienden no pasa nada, si perdemos algunos amigos porque no permitimos que nos controlen, no eran amigos verdaderos de todas formas, estamos mejor sin ellos. Si las personas comienzan a hablar mal de nosotros, critican, están celosas, tratan de hacernos ver mal, no permitamos que eso nos cambie no necesitamos su aprobación, tenemos la aprobación de Dios.
Algunos de nosotros llegaríamos a un nivel mayor si tan solo dejáramos de preocuparnos por lo que la gente piensa y empezáramos a ser fieles a lo que Dios quiere que seamos. Complazcamos a Dios, Él quiere que vivamos en Él, y nos guiará hacia la meta en la cual sabremos que tenemos ganada la carrera, no te veas a través de los demás mira hacia la imagen de Jesucristo, el cual es todo amor y conoce nuestras fallas y no nos condena, si no al contrario nos guía y cambia nuestra mente para que sea igual a su mente ¿no es esto perfecto? y Él lo dice, ¡Así que adelante!