En los escritos bíblicos encontramos historias de hombres y mujeres que vivieron con alegrías y tristezas como parte importante de un proceso de madurez espiritual, emocional y físico. Como Job y su familia, los reyes de Judá, la vida de José y de Pablo por mencionar algunos. Hay diferentes formas de resolver los problemas. Como discípulos de Jesucristo estudiaremos fundamentos para resolver conflictos.
Hay un grupo de personas que ante un problema deciden no enfrentarlo, un ejemplo de esto es el del rey Ezequías, que después que el Profeta Isaías le comparte el mensaje del cautiverio de Jerusalén, su reacción es conformista. “Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días” (2 Reyes 20:19).
Esta actitud es muy peligrosa pues el no enfrentar los obstáculos, en muchas ocasiones el problema se hace más grande y se detiene el proceso de madurez individual.
Otras personas enfrentan los problemas sin aportar soluciones, solo critican. En el caso de Job podemos ver que después de que es bendecido grandemente con salud, esposa, hijos y riquezas, Dios permite que pierda casi todo. Esta experiencia resulta muy difícil para la esposa de Job. Ella, afectada espiritual y emocionalmente por la situación de su esposo declara: “¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo:Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado, ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2:9, 10). Es importante buscar soluciones para resolver los obstáculos y no sólo los ver todas las dificultades
Otros individuos basan la solución de conflictos en su preparación académica, su experiencia y sus capacidades, dando como resultado que la presión y los logros están en ellos. Es importante que recordemos que como cristianos están a nuestra disposición principios bíblicos diferentes a los que hemos aprendido en la sociedad y que tenemos que conocer, vivir y enseñar. Uno de ellos es el que se encuentra en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Todos las cosas les ayudan a bien. Esta declaración es muy importante porque nos da la confianza de que cualquier situación por muy difícil que estemos viviendo, Dios con su poder y sabiduría la usa para ayudarnos a madurar y cumplir su propósito en nosotros y a través de nosotros. Esto sucedió en la vida de José, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos. Estuvo trabajando como esclavo y fue encarcelado injustamente, pero un día fue puesto en autoridad después de faraón.
En todo este proceso siempre confió que Dios tenía un propósito para su vida y la de sus padres y hermanos, de tal manera que cuando su padre Jacob murió y sus hermanos tuvieron temor de que José tomara venganza por el daño que en el pasado le hicieron, José declaró : “No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:19, 20)
Por último, necesitamos observar que para que se cumpla la promesa de que todas las cosas ayudan para bien se necesita amar a Dios viviendo sus principios. La frase “todas las cosas” no incluye el pecado y su consecuencia. Lo que hoy estamos enfrentando que está trayendo dolor y sufrimiento a nuestra vida es temporal. Dios nos enseña “conforme a su propósito son llamados “. Para Dios todo tiene sentido. Practicando sus principios VENCEREMOS TODO OBSTÁCULO . ¡ ÁNIMO !
Pbro. Raúl Rosas González