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¿CÓMO DEMOSTRAMOS NUESTRA CONFIANZA EN DIOS?


Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes. Porque ciertamente yo te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová. Jeremías: 39.17,18.

Ebed-melec era un empleado en el palacio del rey Sedequías, uno de los reyes menos sabios que haya tenido Judá e Israel; un rey cuya torpeza e inclinación a los profetas de la “prosperidad” de su tiempo,  le llevaron a  él, a su familia y a su nación a una aniquilación por demás predicha, advertida y postergada por la misericordia de Dios a su amado pueblo Israel. Pero ni así, este nefasto rey y comitiva, cedieron a tan grandes muestras del amor de Dios, para evitar más vergüenza y desolación. No así con Ebed-melec, un etíope (quizá negrito) qué supo distinguir a la gente de Dios en sus días, y cuyo conocimiento, amor y servicio a Dios fueron premiados y honrados. Las condiciones no eran sencillas ni  claras, por el contrario, toda la gente tenía que ser muy cautelosa en lo que escuchaba y más en lo que decía y hacía; ya que al mínimo error de lo anterior, eran acusados por conspirar contra el rey y el sistema religioso del momento. Los falsos profetas anunciaban prosperidad a todo Israel, predecían la destrucción de Nabucodonosor y todo su ejército y reino; Jeremías al contrario anunciaba una y otra vez, la destrucción de Jerusalén y todo Judá, por el pecado y rebelión de sus reyes, príncipes, sacerdotes y todo el pueblo; la opción que daba, parecía traición a Dios, al rey y a la nación: Someterse al rey de Babilonia y abandonar el país como cautivo a esa odiada nación invasora. Solo el comentar esas profecías, era razón para ser acusado de alta traición a Dios, al rey y la patria; por tal motivo, Jeremías es tomado preso y la intención es matarlo con sufrimiento cruel y prolongada agonía, como uno de los perores delincuentes del mundo: lo metieron en una cisterna llena de cieno para que muriera lentamente.

Nos preguntamos, ¿Por qué Dios hizo tal diferencia con este criado del palacio, dándole tan hermosas promesas; denotando que Dios tiene sus ojos fijos en él y sus manos le rodean para protegerlo de cualquier clase de peligro… habiendo tanta gente de Judá que está siendo muerta en la guerra, otros por hambre, enfermedades y los más agraciados son los cautivos que los tienen recluidos en el campamento de los caldeos?.

En qué consiste esa distinción para que Jehová se ocupe en hablar con su más fiel profeta y le encomiende darle un hermoso y salvador mensaje a un simple esclavo? (Jeremías 39:15-18).  Pues Dios le está prometiendo que lo librará de lo que teme y le dará vida… porque tuvo confianza en él.  ¿Cómo demostró este  su confianza en Dios? Veamos:  Pero Ebed- melec, el etíope al saberlo, con la gracia que de Dios gozaba, con la prudencia extraída de una fidedigna experiencia con Dios y un valor que seguramente le inspiró el Espíritu Santo, se presentó ante el rey para salvar a Jeremías, cuando la sentencia estaba ejecutada y la tortura había iniciado. (Jeremías 38:1-13). Es entonces Ebed-melec quien  poniendo en riesgo su propia integridad rescata de una muerte inminente al sufrido, fiel, santo y valeroso siervo de Jehová. Santiago 2:18 dice: “ Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.”

Es por eso que en estos tiempos tan difíciles que nos está tocando vivir, hemos de ser muy sabios y diligentes en buscar la dirección de Dios, discerniendo los espíritus de los dirigentes y decidir oír a quienes sirven de verdad al único Dios y Salvador Jesucristo; tomando en cuenta, que, confiar en Dios, no es solo de palabras, ni de mente nada más; sino como este criado etíope la demostró,  debemos de expresar nuestra confianza en Dios, oyendo, creyendo y sirviendo a los hombres y mujeres de Dios; y estos, no solo los que están en el púlpito y al frente, sino en cualquier  otro lugar  donde hablen y sirvan al Señor de verdad. Haciendo esto, obtenemos la promesa de ser librados de nuestros temores y de tener vida, vida eterna,  bien y felicidad en la tierra, pese a los tiempos difíciles que pase nuestra sociedad, solo por el amor y  la gracia de Dios sobre nosotros y nuestra confianza (Fe) en Él.

 Pbro.  Lorenzo Reséndiz Arvizu