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Colaboradores de Dios  


” 1ª Cor. 3:9. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios… edificio de Dios.” La mayoría de nosotros hemos observado las hormigas trabajando. Son insectos interesantes. Durante el día se mantienen en el trabajo. Una enciclopedia describe su compleja organización y da detalles del trabajo de una colonia de hormigas que es fascinante. El cristiano es una persona que trabaja para Dios. El Señor colocó al hombre en el huerto del Edén para cultivarlo y cuidarlo. El propósito original de Dios para el ser humano aún antes de su caída, era que él trabajara. Jesús dijo: “Me es preciso hacer las obras del que me envió” (Juan 9: 4ª) En los discursos de Jesús notamos el sabor del trabajo. El hablaba del pastor que cuida de las ovejas, de la mujer que barre la casa, del agricultor que siembra la semilla, etc. Pablo también nos anima a ser “colaboradores de Dios”. Aquí hay una verdad. “…Somos colaboradores de Dios…” Esta oración es clara, podemos entenderla; Es positiva: “…Somos colaboradores de Dios…” Esta oración da la idea de equipo, cuerpo, unidad, armonía; significa que hay un lugar de servicio para todos. El texto dice: “Somos” Eso nos incluye a todos. Nadie esta excluido. Cada iglesia necesita un “ejército de obreros, colaboradores”. Al pensar en TODOS los líderes, por ejemplo: ministerio de alabanza, ministerio en hospitales, ministerio en cárceles, ministerio ágape, desarrollo cristiano, testimonio cristiano, educación cristiana, varones, mujeres, jóvenes, administradores, los que visitan, oran,  los que asisten a la iglesia y nos alientan. Cuando todas esas personas sirven, entonces empezamos a comprender lo importante y grande de esa hermosa palabra “Somos”.

Que cada uno trabajemos para la gloria de Dios y para que su iglesia crezca en cantidad y calidad.

Pbro. Rodolfo Torres Pérez