Hombres simples habían sido escogidos por Jesús para estar con El, recibir sus enseñanzas, ver sus milagros y ser capacitados para la comisión que se les asignaría.
Como judíos ellos sabían el origen humano de Jesús pero al convivir con El y ver las manifestaciones de su poder, lo pudieron conocer en su deidad.
Ellos mismos tenían que pasar por el proceso de dejar de ver y pensar en formas humanas o terrenal para que al ser testigos y participantes de la gloria de Jesús pudieran resistir en el tiempo de quebrantamiento (crucifixión y persecución). Ellos mismos al padecer por causa de su fe dijeron que era necesario obedecer a Dios antes que a los hombres y que no podian dejar de decir lo que habian visto y oido. Se necesita estar muy cerca de Dios por medio de una relación íntima con El para llenarnos de su presencia y permanecer firmes en medio de la prueba.
Juan el discípulo amado fue uno de los que estuvo cerca de Jesús y dijo: “vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14) y más adelante a él mismo le es revelado el libro de Apocalipsis. El apóstol Pedro tuvo la revelación de Jesús como el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.
Necesitamos pedir a Dios que sea revelado a nuestras vidas para que así estemos firmes y no seamos movidos por todo viento de doctrina como la de los fariseos que reducen la religión en fórmulas y ceremonias o los saduceos que son racionalistas, materialistas y niegan lo sobrenatural.
Es la revelación de Dios la que nos lleva al nivel de su plenitud, cuando hemos entrado a su río, somos llevados a donde El quiere y manifestamos el reino de Dios aquí en la tierra para dar testimonio y llenar toda la tierra de su gloria.
Cuando hemos probado esta forma de vida, no nos podemos conformar a vivir en lo natural puesto que en Dios estamos completos y El es una fuente inagotable de vida.
Cambia nuestra manera de pensar, de hablar y de hacer las cosas para entrar en el mundo de lo sobrenatural viviendo de acuerdo a los principios de Dios y ser agentes de cambio.
Todo lo que somos proyecta lo que creemos, el concepto que tengamos de Dios será la forma de vida que llevemos porque nos dejaremos guiar humanamente y sujeto a las circunstancias o viviremos de acuerdo a la revelación y fundamento de quien es Dios.
Si queremos vivir en lo sobrenatural, tenemos que pasar tiempo con Dios, permitir que quiebre todo patrón de pensamientos que no va de acuerdo a la Palabra y por medio de la fe creer que lo espiritual gobierna lo natural y así participaremos de su gloria.