Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


Bendice todo lo que puedas en este 2013


       Te bendigo a ti y a tu preciosa familia en el precioso nombre de Jesús.
Todos tenemos el poder de bendecir (tristemente también el de maldecir). Te invito a que explotes este don tan preciado y tan fácil de llevar a cabo, claro que me refiero al don de bendecir. Hazlo en este año y en todos los años que te permita vivir nuestro bendito Dios.

Bendice tu día desde que inicia, bendice tu hogar, tu preciosa familia, tu recámara (donde descansas, dialogas, susurras palabras de amor  y arreglas situaciones), tu mesa (para que siempre halla armonía, diálogo familiar y buen provecho de los alimentos así como provisión),  bendice tu trabajo y tu área de trabajo, tu jefe, tu escuela, tus maestros, tus alumnos, tus amigos y a tus enemigos también (Mateo 5:44).

Bendice a este precioso país que Dios te dio, bendice a tu presidente, gobernador, alcalde, diputados y senadores, bendice a los jueces, magistrados, policías, soldados y marinos. Ellos necesitan ser bendecidos y no maldecidos, date cuenta que si ellos son bendecidos, automáticamente tu también lo serás, porque ellos con tu bendición, pueden ser transformados en personas honestas, honorables, sencillas, con justicia y con amor por sus semejantes.

Bendice a la iglesia, bendice tu templo, sus pasillos, sus asientos (donde se sentarán tu y tus hermanos en Cristo), para que halla bendición y unción del Espíritu Santo sobre toda persona. Bendice constantemente a tus pastores, bendice sus labios, su mente, su corazón, su salud y su familia, porque de ellos recibes bendición, Dios los usa para bendecirte a ti y a mi y puede usarlos aún más, intercedamos para que nunca sientan que luchan solos, para que sean fortalecidos por una iglesia que apoya y bendice su ministerio.

 Bendigamos a nuestros hermanos con un abrazo, con un apretón de manos o simplemente con una sonrisa.

Bendito Dios, permite que nuestro rostro refleje lo que somos, hijos de un rey, un rey que ha transformado nuestras vidas, que nos ha traído libertad y que aún en medio de las pruebas, sabemos que tu estás con nosotros y que simplemente estás purificando y madurando nuestro ser.

Por último, bendigo tus ojos, tus oídos, tus labios, tu mente y tu corazón; para que por medio de ellos recibas y transmitas constantemente bendición a esta hermosa nación.

Iván González