Reírse es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Buscar a otros es arriesgarse a compromisos.
Mostrar los sentimientos es arriesgarse a revelar el verdadero ser.
Amar es tomar el riesgo de no ser amado.
Esperar es arriesgarse a terminar desesperado.
Intentar es arriesgarse a fracasar.
¿Quieres ser ineficiente? No te arriesgues nunca.
Dile no al valor y sí a la cautela.
La parálisis del análisis se hará cargo de tu vida.
Moisés se arriesgó metiéndose al Mar Rojo, y Dios le dio un milagro.
Josué se arriesgó a tocar las aguas con sus pies y el mar se abrió.
Josué se arriesgó a dar 7 vueltas a las murallas y estas cayeron.
Nehemías se arriesgó a hablar con el rey y el rey le proveyó todo para reedificar los muros en Jerusalén.
David se arriesgó frente a osos y leones y Dios le dio la Victoria frente a Goliat.
Pedro se arriesgó a bogar mar adentro y saco abundantes peces.
Bartimeo se arriesgó a pedir sanidad y sus ojos fueron abiertos.
Los 10 leprosos se arriesgaron a buscar a Jesús y todos fueron sanados
Pablo prefirió ir a Jerusalén que quedarse a mirar los amaneceres de Mileto. La vida y el riesgo siempre van de la mano.
El apóstol Pablo le dijo a Timoteo “Predica el evangelio”, y Timoteo fue un gran evangelista.
Pbro. Rodolfo Torres Pérez