Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


Arrepentimiento: Reconocer, apartarse y restituir.


El arrepentimiento consta de dos lados, uno pasivo y otro activo. El pasivo es el convencimiento del pecado para el abandono de la práctica del mal antes obrado, en tanto que el activo son acciones que hacen lo contrario a lo que antes se hacía, frutos que evidencian una transformación.

El lado pasivo inicia en el convencimiento del pecado una vez que el Espíritu Santo hace esta labor (Juan 16:8). Comienza en la concientización del error, en el asumir que se está mal. Luego, pasa a la confesión (1ª Juan 1:9), no permanece el pecado en lo oculto sino es confesado delante de DIOS tras haber sido convencido que se es pecador. Convencimiento y confesión son su lado pasivo que requieren del otro lado: activo. ¿Qué sucede si sólo se entiende al arrepentimiento en su lado pasivo? Carece de genuinidad, simplemente no lo es.

La Escritura señala que se debe estar convencido del mal obrado para que sea perdonado, no puede ser perdonado lo que no se reconoce como mal y se empeña en la argumentación de su justificación. Pero aún muchas personas pueden estar convencidas del mal obrado y decidido confesarlo pero no necesariamente abandonarlo. No puede ser el arrepentimiento sólo la concientización del pecado sino la acción intencional de abandonarlo (Prov. 28:13). Tantas personas que dicen: “Estoy consciente de mi error y pecado”  “Sé que estoy mal” pero no es suficiente para estar arrepentido se necesita el apartarse del mal. No queda en una confesión sino pasa a la intención de apartarse del pecado.

Es así, que el lado activo debe tenerse. Apartarse y hacer complementan el integral del arrepentimiento. No sólo se queda en el saber que se está mal sino se aparta para hacer lo contrario a lo que antes se hacía. Zaqueo es un ejemplo de esto. No sólo recibió gozoso a Jesús en su casa (Lc. 19:6) convencido de su pecado sino obró lo contrario a su pasada vida: dio y restituyó (Lc. 19:8). Bien pudo estar concientizado y haber confesado su pecado ante Jesús pero no habría venido la salvación a su casa con sólo saber y reconocer, requería de que su fe diera evidencia a través de sus obras que se estaba arrepentido, frutos dignos de arrepentimiento. Antes robaba ahora daba a los pobres, y restituía a quienes había dañado y lastimado. Sólo una persona arrepentida reconoce su falta, se aparta de ella, y restituye.

Arrepentirse no sólo implica saber y reconocer, es además apartarse y hacer lo contrario a lo que se hacía. Se puede dejar de hacer algo malo pero no indicando se esté arrepentido dado que su motivación puede ser por otros motivos y no el ser perdonado una vez que se convence del mal obrado contra DIOS. Restituir y accionar a la inversa es la evidencia que el arrepentimiento es intencional más que una condición cognitiva.

¿Estás arrepentido? Debes entonces estar convencido de tu pecado con la finalidad de ser perdonado por DIOS y abandonar el mal obrado. Tener la acción de apartarte una vez confesado tu pecado para iniciar  a restituir y hacer lo opuesto a lo que antes hacías. Que tu fe tenga obras de arrepentimiento como la evidencia de que realmente has buscado ser perdonado y regenerado por la Gracia de Jesucristo y la obra de su Santo Espíritu.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna