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Ante la tragedia


“DIOS es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.”  Salmo 46:1 – 3.

A pesar de la tragedia, DIOS está, a pesar de la calamidad,  no se temerá. Versículos que destacan una confianza no en las circunstancias sino en la promesa quien es DIOS para el que sufre. A pesar de lo caótico DIOS sigue estando presente, y nada habrá que lleve al corazón a la devastación porque DIOS es su fortaleza. Se colapsa estructuras, la tierra tiembla, hay tempestades pero con todo no se temerá y la confianza no será quebrantada. Se vivirá una devastación pero la fe jamás será derrotada. Ninguna situación por más compleja y terrible que sea devastará a quien hace de DIOS su amparo y fortaleza, puede estar todo destruido en su entorno pero conservar la confianza en Cristo, y la esperanza que todo está en las benditas manos del Señor.

 ¿Cómo enfrentar la tragedia? DIOS es la promesa para quien sufre que con su Palabra exacta trae paz al alma. Solamente con Él es posible enfrentar el mal temido. Él es el pronto auxilio, que no hace esperar y es efectivo, que su intervención es oportuna siendo en quien se puede amparar cualquiera que sufriendo no vea la salida de su desesperación y desaliento.

¿Quién podrá mantenerse de pie ante la devastación? Es imposible lograrlo sin DIOS, a pesar de la braveza de la tempestad la confianza es en la Presencia prometida de DIOS que está en cada instante de la vida siendo su motor para continuar. Se está de pie cuando se hace de DIOS el amparo y fortaleza, únicamente en Él, el corazón permanece sin conocer la devastación.

Lo sucedido en el sur del país debe guiar a la oración y a escuchar lo que DIOS desea hablar. Él no es el culpable de la tragedia sino la salida de ella. Es el amparo y fortaleza en medio de su caótica aparición. Es triste lo sucedido debiendo atender el llamado a orar porque es la salida de la tribulación, y afinar el oído para entender la magnitud de la situación desde las promesas de DIOS, de buscarlo y guiar el corazón a sus caminos. Tiempo de arrepentimiento y volver el corazón a oír la voz de DIOS. Es evidente que para el salmista DIOS es su refugio, en quien puede contar en el momento de la tragedia. Los ojos de quienes sufren deben voltear hacia  DIOS hallando en Él la ayuda y no viéndolo como acusado responsabilizándolo de lo ocurrido. Se pasarán pruebas, desastres naturales,  enfermedades, carencias pero el corazón deberá estar siempre confiado en DIOS. ¿Qué desea DIOS mostrar en la tragedia? Cuan finito es el hombre que requiere le busque y ande en su propósito, confrontar el corazón con su necesidad de arrepentimiento para obtener su perdón, enseñar que por más terrible sea una realidad en Él puede ser cambiada porque lo supera todo, que nada es lo suficientemente magno como para asombrarlo porque Él lo puede todo.  “En el mundo tendréis aflicción” pero debes confiar en DIOS quien ha vencido al mundo. México debe voltear a DIOS; arrepentirse, entendiendo que la tragedia es la evidencia que sin Él se es nada, su corazón debe inclinarse a sus caminos, y hacer de Él su amparo y fortaleza. No sólo debe verla sino escucharla, que le grita con desesperación que es tiempo que busque a DIOS y se rinda a Él.

No enfrentes la tragedia sólo, no “sientes” a DIOS en el banquillo de los acusados, no hagas de tu oración un monólogo donde sólo responsabilices a DIOS por lo sucedido, háblale, expresa tu sentir, sana tus heridas en su Presencia pero sobre todo escucha con atención su voz que llama a tu corazón a estar a cuentas con Él.

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna