Hace algunos años un amigo pastor, me hizo una invitación para que llevara el mensaje de apertura en una campaña evangelística que su Iglesia iba a realizar. Era una Iglesia llena de amor, todos los hermanos se acercaban a darme la bienvenida. Aún no me sentaba y entre ese grupo grande de hermanos, salieron dos mujeres, una de ellas me impactó con la pregunta: ¿TIENES EL ESPÍRITU SANTO?
Pensé rápidamente ¿qué era lo que estaban esperando de mí? Simulando no haber escuchado, pregunté: ¿me decía algo hermana? Y la otra mujer contesto rápidamente: ¡Sí! le preguntamos: ¿Qué manifestaciones del Espíritu Santo hace? Y contesté: ¡Ah Sí¡ YO TENGO AL ESPIRITU SANTO PERMANENTEMENTE CONMIGO! El fruto del Espíritu Santo dividido en nueve cualidades descrito en Gálatas 5:22-23, está en mi vida. Parece que no fueron satisfechas por la respuesta, ellas esperaban que les dijera que yo hablaba en lenguas, pero ese es un don. Bíblicamente nos es una evidencia de tener el Espíritu Santo.
La Palabra de Dios nos enseña, que en el momento que recibimos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, somos sellados con el Espíritu Santo de la promesa en nuestros corazones (Efesios 1:13). Y es que Andar por el Espíritu, debe ser un estilo de vida en cada cosa que hagamos según la voluntad de Dios, “ya que si vivimos por el Espíritu, debemos andar también por el Espíritu” Gálatas 5:25.
El primer mandamiento de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” Mateo 22:33.
Amor que nos lleva a experimentar todas las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo. El Andar conscientemente por el Espíritu, nos hace sentir, en cada paso de la existencia, ese abrazo fuerte, de amor único, incomparable de Dios. Sentir sus manos protectoras llenas de amor que se entrecruzan con las nuestras. Sentir una coraza delante de nosotros, protegiéndonos cuando el enemigo quiere tocarnos. Sentir su fortaleza en la batalla. Nos hace sentir gozo y satisfacción de todo lo que ha hecho con nuestra vida para hacernos como somos, para su honra y gloria…. PARTE ½
Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos