Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


ADORADORES


Como adoradores de Jesucristo vivimos en la tensión entre lo actual y lo que aún no es, a partir del día en que lo recibimos, nuestras almas hallaron su destino y su razón de ser. La realidad de su amor y su presencia invadió nuestros corazones y hallaron la plenitud. La Biblia revela que Dios es el que sacia de bien tu (nuestra) boca, Salmo 103:5. Pero ese no es el cuadro completo. También somos adoradores insatisfechos, personas que solo vemos en parte. Siempre llevaremos en nuestros corazones una santa frustración: el gemido interno de todos los creyentes que esperamos con entusiasmo «la adopción la redención de nuestro cuerpo» Romanos 8:23. Eugene Peterson escribió: «la adoración no satisface nuestra hambre por Dios, sino que despierta nuestro apetito». Cuanto más vemos de Jesús, más sabemos que hay más por descubrir. Cuanto más toca nuestras vidas, más nos damos cuenta de cuan fervorosamente necesitamos que el consuma cada parte de nosotros. La adoración también origina tanto preguntas como respuestas. Cada vislumbre que tenemos de Jesús, así tan maravillosa como es, es solo una gota en el océano. Y cuanto más vislumbre tengamos más comenzaremos a descubrir cuan inmenso es el océano.  Somos personas que «buscamos descubrir más de Él» corazones que le adoramos en un viaje difícil pero gratificante. Un día alcanzaremos nuestro destino final; pero por ahora, cada paso de nuestro caminar con Dios es un pequeño anticipo de la gloriosa herencia que tenemos por delante. Muchas veces es muy alentador ver cuánto hemos avanzado en nuestro camino. En un muelle las personas marcan las filigranas como recordatorios de los niveles alcanzados por las mareas en ese lugar.  De la misma manera es muy bueno reflexionar en las cimas y depresiones que tuvimos en nuestro andar. Cuando miro hacia atrás comienzo a mirar las marcas de la gracia de Dios  durante toda mi vida. Cuanto más lejos miro más veo cuanto Él ha formado y sanado mi corazón. Muchas veces noto que escribir notas de una canción es una gran manera de documentar mi andar con Dios. Recientemente escribí una canción que se titula «La canción del Padre» basada en Sofonías 3:17 éste versículo habla del poderoso y renovador cántico que Dios obra sobre su pueblo. Este versículo siempre me ha intrigado, es algo asombroso pensar que el Todopoderoso pudo haberse regocijado sobre mí con cánticos. Poco después de escribir La canción del Padre, encontré un poema que escribí cuando tenía 15 años de edad, y me di cuenta de cuán lejos Dios  me había llevado por el camino de la sanidad. Es fácil olvidar el dolor que habría acarreado después de mi crianza sin un papá. Las voces de mis heridas que solían hacer un fuerte eco en mi cabeza han sido ahogadas por un sonido diferente: «La canción del Padre» cuando comparo estas dos marcas me siento muy agradecido  por la mano bondadosa de Dios sobre mi vida.                                 Matt Redman en Warford Inglaterra, ministro de alabanza.