Cómo sufriste Señor,
en tu Crucifixión,
inmenso fue tu dolor,
todo por la Salvación.
Nuestros pecados perdonaste,
vertiste tu sangre preciosa
en la Cruz que tú cargaste,
¡Tu decisión fue muy hermosa!
Ejemplo para la humanidad
fueron tus sabias virtudes,
ese don de la HUMILIDAD
lo imitan las multitudes.
¡Qué admirable fortaleza
la tuya, mi Gran Señor,
con espinas en tu cabeza
soportaste el gran DOLOR!
¡ Qué injusticia cometieron
contigo, mi Gran Jesús,
seguro se arrepintieron,
pero tarde lo comprendieron
que del mundo eres la LUZ!
Tu pena la soportaste
para darnos la SALVACIÓN,
tu vida nos entregaste
con todo tu corazón.
Perdóname, Cristo Adorado,
tantos años te ignoré,
sé que me has perdonado,
ahora y siempre te AMARÉ.
Métete en nuestras mentes,
entra en nuestros corazones,
aquí nos tienes presentes
¡Llénanos de BENDICIONES!
Confiados en tu PODER
y en tu promesa tan tierna,
que pronto vas a volver
a darnos la VIDA ETERNA.
Vicente Martínez García