 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2 Cor.10:3,4
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2 Cor.10:3,4
Conforme a lo que establece la Palabra de Dios, siempre debemos estar vestidos con la Armadura de Dios, que ya nos ha sido dada para vencer al enemigo. No podemos luchar con nuestras propias fuerzas, como lo es nuestra capacidad, la experiencia, el conocimiento, etc., si lo hacemos de esta manera fácilmente vamos a ser vencidos. Debemos enfrentarnos al enemigo con la Armadura de Dios, sin que falte ninguna de sus partes. Como lo es el yelmo de la salvación, la coraza de justicia, ceñidos con el cinturón de la verdad, el escudo de la fe, la espada del espíritu que es la Palabra de Dios, calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz, teniendo presente que: No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Ef. 6:11-17.
En el mundo espiritual nuestro jefe es el Señor Jesucristo, nos ha provisto no solo de una armadura para nuestra defensa, sino que también nos ha dado armas espirituales ofensivas para penetrar las fortalezas de Satanás y que son las siguientes:
La Palabra de Dios – La Espada del Espíritu – Una de las armas más poderosas que el Señor ha colocado en nuestras manos y sobre todo en nuestra boca. Hebreos 4:12, Efesios 6:17, 1 Sam. 21:8-9
El Nombre de Jesucristo – Nuestra autoridad – Filipenses 2:9-10, Mateo 28:18, Marcos 16:17.
La Sangre de Jesucristo – Nuestra protección – Apocalipsis 12:11
La oración – Nuestra vida de comunión – Daniel 9:3-4, 2 Cron. 7:14, Lucas 18:1-8, Marcos 1:35
La Alabanza – Fruto de labios que confiesan su Nombre – 2 Crónicas 20:20-22, Salmo 149:6-9
El Testimonio – Apocalipsis 12:11
Además, otra de las armas que está a nuestro alcance es El Ayuno, arma espiritual provista por Dios y que a través de las Escrituras podemos darnos cuenta que ha sido practicada en diferentes tiempos y lugares con diversos propósitos, con el fin de abrir puertas de bendición que el Señor tiene para su Iglesia. Tengamos presente que el Señor quiere ayudarnos en nuestra vida espiritual y en la vida comunión con él. Pregunta ¿Con que debemos acompañarnos cuando ayunamos? Con oración Mateo 17:18-21, Salmos 35:13. Con la Palabra – Jeremías 36:6, Mateo 22:29. Con Humillación – Salmo 69:10. El ayuno puede ser de medio día, de un día, de 3 días, etc., Ester 4:16, Mateo 4:1-2.
Hemos sido invitados a ayunar un día de la semana hasta el domingo de Pentecostés. Seguramente ya hemos decidido qué día de lo estaremos haciendo, para rogarle al Señor que por su gracia y grande misericordia derrame de su Espíritu sobre la Iglesia y traiga un despertar a buscar su rostro y además, haga de nosotros una congregación orientada al evangelismo. En otras palabras, que venga un avivamiento, primeramente sobre nuestras vidas y como consecuencia la iglesia se vea impactada por el poder de Su Palabra y la presencia del Espíritu Santo sobre esta casa fortificada donde el Señor nos tiene. Tengamos presente que como parte de su Iglesia estamos llamados a cosas mayores. Jer. 33:3
Josué Gilberto Peña Martínez