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La Reforma, más que una herencia, el legado de la iglesia


Como cristianos metodistas la base de nuestra fe, el criterio de nuestra moral, y la fuente de nuestra teología, es la Biblia, la Palabra de DIOS. La Biblia es la base de toda verdad de DIOS sin descartar a la razón, tradición y experiencia pero estando supeditado éstas tres a la Palabra del Señor.

Se conmemora 500 años de la reforma protestante, momento más que histórico un legado a las generaciones del hoy a no rezagar la importancia de esta victoria. Su contexto es la edad media (siglo V – XV) siendo necesario conocerlo para comprender su significado y relevancia a la vida cristiana. En la edad media se tenía a la tradición (concilios, padres de la iglesia, encíclicas papales) como el único criterio de interpretación de la Santa Escritura. Su equívoco era en el orden del quehacer teológico siendo la Tradición la única facultada para la interpretación bíblica, y la iglesia siendo su custodia.  De acuerdo a Ireneo, padre de la iglesia, por la Tradición se daba la correcta interpretación de la Escritura  estableciendo la “regla de verdad” que consistía en que quienes estaban fuera de la sucesión apostólica no estaban calificados para interpretar correctamente la Escritura siendo la iglesia la única quien cuidaría su interpretación.

El quehacer teológico se restringía a la interpretación bíblica de los padres de la iglesia y concilios, no se consultaba a la Escritura para que de sí misma se escuchara su propia interpretación sino se acudía a los padres para descubrir su significado sobre cierto pasaje de la Biblia

¿Qué es la reforma? Un movimiento de DIOS que llevó a la iglesia a la Biblia, a escuchar su propia interpretación sin la intervención monopolizada de la Tradición. La oposición de que la iglesia juzgara la Biblia, más bien, la iglesia fuera juzgada por  ella. Movimiento de fe respaldado por DIOS  porque sólo Él puede llevar a su iglesia a la Escritura, a la oportunidad de leerla, a creer que sólo por la Gracia de Jesucristo se es salvo, a descubrir su interpretación a la claridad de su contexto y no de la apreciación, opinión, manipulación, y pretexto de un sector nocivo que perseguía sus propios ideales e intereses.  ¿Hay que celebrar? ¡Por supuesto!, Guiar al corazón y la razón a la voz de DIOS en su Palabra escrita siempre será un tiempo glorioso a celebrar y un legado de la iglesia actual ante una sociedad posmoderna que ha reinventado su propia voz de dios en un antropocentrismo, e incurriendo en el relativismo y la sepultura de los absolutos. Celebrar que toda vez que la iglesia levanta su voz sobre la injusticia tendrá el respaldo de DIOS, que se ama la enseñanza de la Biblia entendiendo que el mayor interesado para su correcta interpretación es su Autor, celebrar el legado de que nadie interpreta la Biblia porque en sí misma se encuentra su explicación.  Sólo Escritura, sólo revelación, la proclamación de Jesucristo como la plenitud de la revelación de DIOS en quien toda teología debe convergir para ser correcta, y en donde no sea el centro del culto cristiano y la base absoluta como parámetro de lo moral y espiritual se está en el error y condenación. Sólo Escritura y no una “iglesia” secularizada por la subjetividad del pensamiento humano, y sincretizada por la ignorancia de haberla olvidado y dejado como una herencia del pasado y no un legado en compromiso para seguir reformando en aquello que se ha vuelto a la oscuridad del error.

500 años de la reforma, 500 años de oír la voz de DIOS, 500 años en que iglesia estableció que las Sagradas Escrituras contienen todas las cosas necesarias para la salvación del hombre. La reforma no es la herencia de la iglesia, es su legado que le exige siga reformado en la correcta interpretación de la Biblia, y en un testimonio congruente de su fe.

 

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna