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Tiempo de restauración


“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” Hageo 2:9.

La generación del tiempo del exilio fue entendida que las ruinas no contaban su historia sino edificarían para escribir nuevas glorias. Edificar no fue una opción, fue el compromiso de su amor por el proyecto de DIOS, no abandonar su llamado ni renunciar a su identidad. Tomaron la decisión de edificar y no lamentar. El pasado no puede ser cambiado pero las ruinas pueden ser reconstruidas para atestiguar nuevas glorias. Provocaran un lamento o la convicción de levantarse y edificar.

Para Nehemías fue claro que su historia como pueblo de DIOS no terminaría en ruinas, que los muros destruidos, las puertas quemadas y el templo derrumbado  no comunicarían lo que fueron atesorando el recuerdo de días de glorias hermosas y maravillosas, él comprendió que ningunas ruinas interpretarían su historia que no era un tiempo de lamento sino de levantamiento, tiempo de restauración para volver alinearse al corazón de DIOS (Nehemías 8:6). La monarquía había terminado como comenzaría, en la decisión de descartar a DIOS de sus decisiones y estilos de vidas. No se puede esperar que una decisión que comience sin DIOS termine siendo en bendición y victoria.

Las ruinas eran las consecuencias de haber decidido sin DIOS, esas etapas de la vida donde se derrumba el proyecto de DIOS pero que de una decisión depende si es una historia concluida o un nuevo episodio que relatará nuevas glorias. Estoy convencido que viene un tiempo de restauración, de edificar para relatar nuevos momentos de gloria. El proyecto de DIOS no tiene un final en ruinas, su deseo es que se continúe viendo su gloria.

 ¿Qué ruinas observas hay en ti? Que tu quebrantamiento no sea en la circunstancialidad vivida sino en la Presencia de DIOS, en el reconocer que algo se hizo mal, en alinear tu corazón a volver escuchar su voz, en atender la necesidad de edificar con la certeza que aún hay más, que ninguna adversidad podrá detener el proyecto perfecto que DIOS ha dicho de ti. Las ruinas pueden llevarte al lamento y añoranza del pasado, es el contraste traído de un pasado maravilloso al presente de alguien que renuncia a edificar para vivir nuevas glorias. Nunca el pasado será mejor que lo que viene, jamás la relevancia estará en lo que fue porque en DIOS se construyen nuevas victorias y su plan no queda anclado al pasado sino zarpa a su destino.

 ¿Qué decisión tomarás al observar tus ruinas? ¿Dejarás que interpreten quien fuiste? Edificar interpreta quién eres.  Es tiempo de restauración y no de vivir del pasado. Nehemías se quebrantó en la Presencia de DIOS (1:4 – 6) y se levantó para edificar (2:11 – 12, 4:6). Si tu vida deberá ser quebrantada no sea ante las ruinas sino en la Presencia de DIOS, no en un grito de dolor sino en un clamor de esperanza. Es tiempo de restauración, de volver al ministerio, de volver arder el corazón en pasión por hacer la obra de DIOS, de estar a la expectativa de lo que DIOS hará porque aún hay más.

 Iglesia, ningunas ruinas deben atarte a la añoranza de lo que fue, tu DIOS sigue contigo deseando ser el autor de nuevas glorias. Tu vida no es entendida desde las ruinas sino desde el proyecto de DIOS que aún sigue vigente. ¡Levántate y edifica!

Pbro. Sergio Jonathan Lozano Luna