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Amar


Justo en el centro de la Biblia, se encuentra una colección de poemas  de amor en hebreo. Estos poemas no los podían leer los jóvenes. Cantar de los cantares. Estos poemas, hablan del amor entre dos personas, y es comparado con el amor que Dios tiene para con su pueblo.

Creo que por mucho tiempo hemos usado la palabra amor, y la hemos gastado, al punto de utilizarla mal, quiero decir que le decimos a alguien que lo amamos de la misma manera en que decimos que amamos nuestro auto nuevo, o la camisa nueva, es decir, amo a mi esposa, pero también amo los tacos.

Nuestro mundo hoy, no entiende lo que es el amor. Cuando se piensa en amor, se piensa en satisfacción, pero poco se piensa en abnegación, en compromiso

El amor es muy relacionado con lo sexual solamente, por eso hay tanto pecado moral. El verdadero amor, no solo es ganar, a veces es perder; aunque al final el que de verdad ama, siempre gana.

1Corintios 13:8: El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 13: Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

La definición de Juan, el discípulo amado sobre cómo es Dios, él dice: 1Jn 4:8: Dios es amor. Pero en ese mismo versículo, Juan hace una aseveración: 1Jn 4:8: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

Ahora bien, usted puede decir: “Yo amo, amo a mi cónyuge, amo a mis hijos, amo a mis padres, amo a mis hermanos, amo a mis amigos”, pero, la pregunta es:

 Mateo 5:46-47: Si solamente amas a los que te aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

La iglesia que veo el tiempo de hoy, es una iglesia muy distante de la primera iglesia, si leemos el libro de los Hechos: Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,  alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.  Hechos 2:44-47.

 Podemos pretender llenar la iglesia, y ponernos metas tan altas como queramos, pero la verdadera meta, debería ser amarnos de corazón, y Dios como consecuencia, añadirá a la iglesia los que han de ser salvos.

Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos.