Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos. Salmo 138:8.

El ser humano desde hace muchísimos años está buscando su propósito, los griegos, los romanos, los mayas y los aztecas; de una y otra forma, buscaban algo más que el día a día.

¿Qué es lo que le da sentido a mi vida?

Conozco gente que se desvive por el futbol, otros se desviven por fiestas, otros se desviven por cosas tan insignificantes que rayan en lo ridículo.

Recuerdo al joven rico que se acercó a Jesús, en Mateo 19:16-22. Aparentemente sus intenciones eran genuinas pues buscaba de alguna forma agradar a Dios pero, eran tantas sus pertenencias que no quiso despojarse de ellas. Ahora, lo que Jesús le iba a dar, era más valioso que todas las posesiones del mundo. Pero al parecer ese joven rico no pudo ver más allá de lo terrenal. Reflexionando en Mateo 6:19-21 y los tesoros en el cielo, la pregunta que me hago, es ¿dónde está mi tesoro? Dicho de otra forma lo que Jesús explica es: En donde concentres tus fuerzas, tu tiempo, tu dinero y tu pasión, ahí está tu corazón… A veces pienso que si pudiéramos realmente comprender lo que es la relación con Cristo, lo que es la vida eterna, lo que es la salvación, muchas cosas aquí en la tierra perderían sentido…

Sin embargo, no lo hacemos, no nos damos cuenta, no tomamos en serio la Biblia y por eso somos infelices.  Hay un montón de ejemplos de personas que aparentemente lograron mucho pero eran infelices y algunos de ellos, hasta terminaron suicidándose. La felicidad del hombre no se encuentra en lo que posee o logra, no me mal interpreten, no estoy diciendo que estudiar y prosperar sea malo… Lo malo es depositar tu confianza en esas cosas que como dice Pablo, son temporales.

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18.

La felicidad del ser humano, es el resultado de su decisión de amar a Dios por sobre todas las cosas; simplemente así es.

Así que, si en este momento sientes que no eres lo suficientemente feliz, replantea tu vida, analízate, se honesto contigo mismo, y mira si realmente Cristo es el centro de tu vida.

Aquí 7 pasos para que seas feliz:

1. Reconoce que sin Jesús, no eres nada y nada podrás lograr.

2. Ora todos los días; dedica al menos unos minutos al día para orar.

3. Lee la Biblia todos los días, al menos un capítulo diario.

4. Ayuna regularmente; como una disciplina de doblegar tu cuerpo para que Cristo te gobierne.

5. Perdona. Si, perdona aun cuando estés seguro que eres la parte afectada o pienses que lo seas.

6. Ama en todo tiempo, aun cuando seas decepcionado, pues el que ama, cumple la ley de Cristo.

7. Congrégate, pues Dios nos llamó a congregarnos; si no te congregas te secarás tarde o temprano.

Haciendo esto, encontrarás tu propósito, y Dios lo cumplirá en su momento.

                                                                       Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos.