Cualquier hombre o mujer que ejercita la templanza es un poderoso guerrero. Cualquier persona que no la tiene es un esclavo encadenado. Solo por medio de la templanza que el Espíritu desarrolla podemos cumplir la promesa de Jesús: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» Juan 8:32. La templanza es la última de las cualidades del fruto del Espíritu , el amor es el primero y él nos mantiene a flote, la templanza es el ancla que nos mantiene en su lugar, el amor nos da libertad, la templanza nos ofrece los límites dentro de los cuales el amor puede desenvolverse. Templanza significa: dominio propio, continencia, moderar los apetitos y pasiones. La templanza o dominio propio, es saber cuándo decir «basta». Necesitamos la templanza desesperadamente, y si no la tenemos, nos ahogaremos en una derrota autoinfligida. Una clave de la templanza está en 1ª. Corintios 6:12 «Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen, todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna» en pocas palabras «elegiré ser libre en Cristo antes que ser capturado (dominado) por mis deseos». El «yo» toma las decisiones sobre el control. El «yo» que es lleno del Espíritu Santo, tiene el poder de cuatro palabras clave: «no», «sí», «ahora no». La templanza implica tanto decir «sí» y «ahora no», como decir «no». La templanza es un asunto de dominio, de autoridad, de límites. La razón que me da Prov. 25:28 para tener templanza es suficiente para empezar a trabajar en ella, «Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda». ¡Sin templanza, somos como una ciudad cuyos muros han sido derribados! una ciudad era segura en la medida que lo eran los muros que la rodeaban. Los muros de una ciudad eran su fortificación. Los arqueólogos estiman que los muros de Nínive eran tan anchos que podían andar tres carros lado a lado, sus muros dieron a esta ciudad reputación de impenetrable. Somos el templo de Dios y la templanza es nuestro muro de protección, ella protege todo lo que hay adentro, nos asegura la libertad de amar, de experimentar gozo, de conocer la paz, de responder con paciencia, de actuar con bondad, de dar pasos de fe, y de aceptar con mansedumbre. Cualquier área de nuestra vida que esté sin control, sea grande o pequeña, es una invitación abierta al enemigo. Siempre está buscando alguna sección de nuestro muro que esté a punto de caer, esa área fuera de control, por donde pueda entrar y sembrar el caos en su vida. Nehemías se levantó con unos pocos hombres, y fueron a observar los muros, hicieron un examen y se dispusieron a levantar y edificar, se esforzaron … el resultado fue excelente … ahora usted haga lo mismo, reconozca qué cosas lo mantienen atado, y decida luchar ahora mismo, levante sus muros, y trabaje en la templanza, hágalo con la Palabra, con la oración, acompáñese de otras personas que le ayuden en el proceso. Usted fue diseñado para vivir en Victoria en Libertad.
Dios los bendiga.