El tercer grupo. Fe, mansedumbre y templanza. Este tercer grupo contiene tres virtudes que tienen especial relación hacia sí mismo, y son como un broche de oro en la calidad del carácter del cristiano. Fe tiene aquí el sentido y contexto de fidelidad, por la que una persona es digna de crédito y de fiar, ¿Somos de fiar? Mansedumbre, es una virtud difícil por la tensión psicológica que hay entre los dos extremos de la impulsividad y la cobardía. Es la disposición a ceder los propios derechos por amor a los demás, en provecho de otros o sujeción a la autoridad espiritual puesta por Dios, aunque ésta, se equivoque aparentemente, pues, como dice Rom. 8:28: “Todas las cosas ayudan para bien” y “Toda autoridad es puesta por Dios” Rom. 13:1. Cerrando toda la serie está la templanza. Templanza podemos decir que se queda corta. Dominio de nuestros deseos, y aquí se hace alusión a la avaricia, pleitos, chismes, envidias etc.
Al final de esta lista Pablo nos hace la siguiente observación: “Contra tales cosas no hay ley”. Como si dijese Pablo: “Quién tiene este fruto del Espíritu, tiene la verdadera libertad, no necesita ninguna ley, puesto que la función de la ley es restringir, mientras que este fruto surge fuerte de la misma acción del Espíritu y se desborda desde el amor, al cumplir de sobra y rebasar todas las obligaciones que la ley pueda imponerle, pues camina la segunda milla como dijo Jesús: “Y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.Mateo 5:40-48.
Pbro. David Eduardo Almanza Villalobos