
Con toda la confusión, engaño, y maldad en el mundo, nosotros que somos padres tenemos que hacer todo esfuerzo para asegurar que nuestros hijos sean discipulados y enseñados en la verdad de Dios y que tengan un pacto propio con Dios. Tenemos que prestar atención y pastorear los corazones de nuestros hijos y no solamente reglamentar su comportamiento.
Muchos hablan hoy de la necesidad de discipular las naciones como Cristo nos mandó en la Gran Comisión. Estoy de acuerdo que es nuestro deber, pero tenemos que iniciar en nuestro proprio corazón y en nuestro propio hogar. No podremos discipular las naciones si ni podemos discipular a nuestro hogar.
«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.» Deuteronomio 6:6-7
Dios encargó a los padres la responsabilidad de criar y educar a sus hijos, de enseñarles de las cosas de Dios – no al pastor, ni tampoco al gobierno.
Si acaso su propio padre descuidó esa responsabilidad, no permita que el ciclo continúe.
SEA USTED el que obedece. SEA USTED el que establece un patrón de adoración y servicio a Dios.
SEA USTED el que se asegure que el pacto con Dios y los valores del Reino de Dios continúen a la siguiente generación.
Si no nosotros.. ¿entonces quién?
Si no ahora… ¿entonces cuándo?
PROFETA CLIFF BELL