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ACEITE


Debe tratarse de algo importante si la Biblia menciona esta palabra tantas veces; en los idiomas originales (shemen en hebreo y elaion en griego) se menciona más de 200 veces y en español 187, de las cuales sólo 10 son del Nuevo Testamento. La palabra en hebreo  significa aceite de oliva (aceituna), aun cuando no es el único aceite que se usó en tiempos bíblicos (otros ejemplos son el de mirra, el de cassia y el de cedro). Se usó para ungir a futuros líderes, como señal de luto o bien de regocijo, cómo purificación ritual (en este caso se ungía-untaba en el lóbulo de la oreja y los pulgares de la mano), también para preservar el cuero, como alimento y en procesos como la fabricación del pan, como combustible y también como medicamento y acompañante en la oración de fe.

El aceite tiene gran importancia espiritual ya que se usaba en las ofrendas del perdón del AT y la unción de reyes y sacerdotes designados por Dios; la palabra Cristo (Christus) significa ungido o untado y el aceite también simboliza al Espíritu Santo. El aceite que hoy conocemos como virgen es extraído por presión, sin aplicación de calor; las aceitunas eran aplastadas varias veces por una piedra grande, de la misma manera que en el Monte de los Olivos y en particular en el Huerto de Getsemani (que a su vez significa la prensa del olivo), el alma del Señor fue puesta a prueba, y con gran estrés y presión Jesús pidió al Padre si fuera posible el ser librado de lo que vendría pero que se hiciera la voluntad de Él.

Se nos exhorta a mantenernos preparados, con aceite en nuestras vidas, sin el cual no podremos participar de las bodas del Señor, ya que de la misma manera que con aceite se mantenía encendido el candelero del templo y se encendían pequeñas lamparas usadas en Israel durante la noche, el Espíritu Santo es quien nos mantiene con fuego, mientras “dura la noche”, hasta la venida de Jesús con quien celebraremos las bodas.

El aceite en sí no produce milagros ni da poderes a nadie, ningún objeto en la naturaleza lo hace, sino que es un símbolo, del poder (unción) que recibimos de Dios para ser reyes y sacerdotes de su reino, de la sanidad que obtenemos sólo a través del Señor, de su presencia y su fuego en nuestras vidas, del alimento que obtenemos de Jesús el Pan de vida, y aun de las pruebas a las que seremos llevados por Dios para que se produzca de nosotros este aceite que nos asemeja a Cristo y es necesario para el servicio en la iglesia y fuera de ella… ¿Cómo están nuestras reservas de aceite? ¿Huimos de la prueba y el aplastamiento de algunas rocas en nuestras vidas aunque vengan de Dios? ¿Estamos nosotros mismos bien untados y alimentando a otros? ¿Hay fuego en nuestras vidas?…

Pbro. Efraín Reyes Bonilla