Elías le dijo a Eliseo: «Pide lo que quieras que haga por ti antes que yo sea quitado de ti» 2ª. Reyes 2:9 Eliseo respondió: «Una doble porción de tu espíritu» ¡Que pregunta tan acertada para los tiempos que se vivían! Eliseo sabía pedir y pidió muy bien, el quería el poder que estaba en la boca de Eliseo para hacer que la lluvia dejara de fluir, quería ese poder que hace milagros con una vasija de aceite y otra de harina, de esa convicción feroz para hacer que el cielo envíe fuego, sí de eso … el dijo: «quiero una doble cantidad». Eliseo sabía muy bien lo que convenía, había caminado al lado de un profeta de fuego, no podía pedir menos que eso después de todo su mentor le estaba dando la oportunidad de tener más de lo que había visto. La disposición de Elías al querer hacer una última cosa por Eliseo antes de partir, nos habla de un hombre que sabía darse a Dios y a los demás en cada momento de su vida. Elías estaba acostumbrado a ver lo extraordinario y lo maravilloso del poder de Dios que él supo que el secreto para logarlo, era darle a Dios una porción mayor de tiempo, oró y buscó hasta que la respuesta llegó. En el tiempo de Jesús hubo un hombre llamado Bartimeo al cual el Maestro le preguntó: ¿Que quieres que te haga? (Marcos 10:51) ¡Que preciosa pregunta! La primera necesidad de Bartimeo era la vista, era seguir a Jesús y conocerle, entonces ya sano le siguió.
¿Quieres pedir algo al Señor en doble cantidad? El nos lo puede dar, el quiere bendecirnos cada día y este escrito es para meditar en la otra parte de recibir que es … la de dar …
Si esas palabras las volteamos y nosotros se las decimos al Señor: «Pide lo que quieras que haga para ti Señor antes que mi tiempo acabe en la tierra» ¿Lo haríamos?
Deuteronomio 10:12-13 nos dice lo que podemos darle a Dios «Ahora, pues, Israel (Iglesia), ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?» y en Miqueas 6:8 dice: El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?
El Espíritu Santo es el espíritu que tenía Elías, una vida cristiana no está completa sin él. Nuestro espíritu humano tiene que estar gobernado, acompañado y dirigido para poder llevar la sabiduría de Dios a los pensamientos y como esencia la naturaleza de Jesucristo en nuestro diario vivir. Y es con la ayuda de su Espíritu que podemos darle a Dios una doble cantidad de esa demanda, que Dios nos guíe a darle más de nuestra vida, que nos rindamos todo a Cristo para vivir en lo extraordinario de su poder. Dios les bendiga en abundancia.
Magda Saldaña de Lozano