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EN LA RECTA FINAL DEL 2015


Y llegamos al último mes del año que es Diciembre, el correr natural de estas fechas parece acelerarse, los aparadores lucen de colores y los comercios muestran todo cuanto se puede necesitar para comprar la navidad. ¿Qué haríamos si todo el mes lo dedicáramos a terminar lo que empezamos? ¿A qué nos invita Diciembre? ¿Dónde empezaríamos? Pienso que cada año es un ciclo que debemos cerrar para ver la luz de uno nuevo, así con la experiencia adquirida dar mejores resultados no cometiendo los mismos errores, para no llorar lo mismo, no estancarnos en la misma situación del pasado. Pudiera ser que se presente lo mismo, pero la reacción a eso debe ser diferente. Pensar con optimismo que el 2016 será mucho mejor, dependerá de como terminemos el 2015. Cada día podemos determinar como afrontar la adversidad y sacar la chispa de fuerza y valentía que encenderá un cambio en nuestra manera de vivir para Dios, me gusta leer cuando Pedro se subió a la barca esperando con los demás discípulos a Jesús, el no imaginó que esta vez, su paseo en barca sería una de las mejores experiencias que marcarían su fe y cambiaría lo ordinario en algo extraordinario, pisar el agua como si fuera una loza firme y ver que las moléculas del agua se transformaron, solo para que él comprobara el poder sobrenatural de Jesús, definitivamente lo hizo ser el Pedro que más adelante confrontaría a los creyentes de su época (y también a nosotros) para dar más y más de sus vidas a Jesús (Mateo 14:22-33). Ese día, el cerró un ciclo en su vida, fue empujado a salir de la barca por el temor de las olas que golpeaban, tal vez creyendo que moriría ahogado junto con los otros hombres. Jesús permitió ese golpeteo para sacarlos del esquema natural y para que vieran el ámbito espiritual en el que debían moverse, después de todo eran alumnos enseñados por su Maestro. Este relato verdaderamente es extraordinario. ¿Pero que cosas de este año, nos han impedido avanzar en victoria? Pequeños defectos (zorras) que han echado a perder la viña, son los que debemos cazar para limpiar nuestras vidas (Cantares 2:15). Lo cotidiano, lo ordinario puede tomar un giro inesperado. Y lo lograremos buscando a Dios en oración, no porque él esté perdido, sino porque nosotros sin la oración estamos perdidos, la recta final del 2015 nos invita a acercarnos confiadamente a Jesucristo, después de todo la única razón para pensar en la belleza de la navidad, radica en la existencia de un Niño que se hizo Hombre y que ahora está sentado a la diestra del Padre. Tal vez nunca pisemos sobre el agua sin hundirnos, pero creo que si oramos más y más y un poco más, recibiremos un 2016 bendecido por nuestro Dios listos para un ciclo nuevo.
Dios los bendiga abundantemente.

Magda Saldaña de Lozano