Hemos recibido hermosa palabra de Dios durante estos días de celebración, ha sido de consuelo, de confrontación, de enseñanza, de sanidad y de esperanza. Se nos ha exhortado a que enfrentemos el pecado, confesándolo, rindiéndonos y humillándonos; se nos ha llamado a la oración, a perseverar en ella en todo tiempo y a interceder por otros; a recibir la bendición de Dios y compartirla; a agradecer al Señor por la obra de quienes nos precedieron, aprendiendo a “pararnos sobre sus hombros” (sobre la obra que ellos hicieron en el pasado pero no viviendo de ella) para ser una mejor generación; se nos ha recordado varias veces que la obediencia es mejor que el sacrificio…
De la misma manera que recibimos las bendiciones de nuestra casa y tenemos derechos sólo por ser hijos de una familia, también recibimos como “hijos de Trinidad” las bendiciones que Dios ha mandado sobre ésta casa. Pero también recibimos llamado y responsabilidades, por ejemplo el no dormirnos en nuestros laureles sino trabajar para que la gloria postrera sea mayor que la primera, se nos explicó que esto no depende sólo de Dios quien sí lo desea, sino también de nosotros que debemos hacer nuestra parte en consagración, dándonos en servicio a Dios como ofrenda voluntaria, viviendo en santidad y perseverando en la oración, la adoración y la intimidad con Dios, levantando altares a Dios siendo nosotros mismos un lugar agradable para que Él traiga su gloria, sacrificando nuestro orgullo y aprendiendo de la aflicción la cual produce en nosotros mayor gloria.
Yo sé de personas que necesitaban varias de estas palabras pero que no estuvieron en los servicios durante la semana o que se perdieron varios… esto no es correcto hermanos, sé de varios que tenían reales compromisos escolares y laborales, pero en otros casos me parece que no nos esforzamos lo suficiente, especialmente porque esta semana se ha tratado más de recibir que de dar. Por eso agradezco mucho en nombre del liderazgo a quienes han estado dando una milla extra con su servicio y tiempo, ofreciéndose durante estos días aun con el esfuerzo extra que esto ha implicado… Dios sabrá recompensarles amados.
Creo que sigue recapitular como iglesia, en nuestras propias vidas y como familias; sigue hacer un alto y hacer verdaderos cambios en lo que sea necesario; sigue continuar la obra que Trinidad realiza en Monterrey como un faro que alumbra al que está sin Cristo y sigue hacerlo con más intensidad. Sigue esforzarnos en lograr más que las generaciones anteriores y continuar como el semillero de obreros y de ministerios que hemos sido históricamente, sigue iniciar nuevas obras, nuevos ministerios, nuevas y mayores iniciativas para ganar almas, sigue reforzar lo que ya funciona y dejar de retener lo que ya no; pero todo esto no depende de quiénes sean los pastores o la junta, depende de cada uno de nosotros como iglesia y de lo real de nuestra disposición a hacer las cosas de manera diferente. Es fácil rendirse cuando algo no es como uno espera, es fácil irse a otro lado donde el pasto se ve más verde… ¿pagar el precio? Eso es más difícil (a mi me ha costado bastante), pero hacerlo nos convierte precisamente en esos siervos del siguiente nivel y, como dijo uno de nuestros predicadores invitados, nos deja listos y dispuestos para los grandes propósitos de Dios… Podrías seguir como hasta ahora o podrías hacer más, podrías seguir quejándote que antes fue mejor o podrías pagar el precio de subirte a esta obra hermosa que Dios continúa haciendo en Trinidad… Yo creo que es tiempo de más…
Pbro. Efraín Reyes Bonilla