Wasihngton #513 Ote. Monterrey N.L. 8:00 a.m., 10:00 a.m., 12:00 p.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m.


ESTA HERMOSA TIERRA


Se ha usted mudado de casa alguna vez? Cuando uno de se cambia de residencia es necesario empacar y vaciar cada habitación de las cosas que una vez la llenaron; al hacerlo ocurren cosas curiosas: encuentra uno cosas que se habían extraviado que estaban abajo de un mueble pesado o grande, se da cuenta de la vista que ofrece en realidad una ventana, se da cuenta qué tan grande o pequeña era la habitación en realidad, aparecen manchas o humedad que uno no creía que existieran, etc. Y es que cuando nos acostumbramos a un lugar dejamos de verlo con el detalle y el amor con que lo vimos al llegar, cuando comenzábamos a habitarlo y a llenarlo con nuestros efectos personales.

Creo que eso le pasa a México, nos hemos acostumbrado a vivir en él, a su riqueza, su variedad y su belleza, tanto que ya no lo disfrutamos, no lo cuidamos, y preferimos ir a Estados Unidos para pasar un buen tiempo de descanso. Hay señales claras de esto que se observan en cada esquina, como: La basura tirada fuera de su sitio, las paredes pintadas con símbolos, firmas y majaderías, las plantas que se secan por falta de atención, los juegos de los niños que usamos pero no tenemos la educación de darles mantenimiento, las calles y avenidas rotas y supuestamente “parchadas” y “reparadas”, la visible contaminación del aire causada por nuestros vehículos, la falta de fauna natural que ha preferido refugiarse en las afueras de nuestra ciudad, etcétera… Aquí es donde generalmente pensamos que el gobierno tiene la culpa, pero al pensar así nos hacemos iguales a los niños chiquitos que no pueden hacer nada y que todo lo reciben de sus papás. ¿Que no nos toca a nosotros comenzar a cuidar de nosotros mismos? ¿De verdad es tan difícil poner la basura donde va? ¿Es tan pesado en realidad darle agua a las plantas que están justo frente a mi casa? ¿No puedo tomar un poco de la pintura que me sobró para darle una pintada a los juegos del parque? ¿No puedo buscar la manera de usar menos mis vehículos?… Pero y ¿qué decir de las otras cosas? La diferencia entre un niño y un joven es que el niño pide lo que quiere con llanto y gritos y el joven lo consigue a través de su propio esfuerzo… ¿no podríamos luchar contra los que firman las paredes usando nuestro cerebro? ¿Y si les dedicamos a ellos su propio espacio? Y si volvemos a pintar la pared aunque insistan a ver quién se cansa primero? ¿Y si hacemos algo real por nuestras calles y avenidas? ¿Y si hacemos algo que no sea solo comentarios entre nosotros… algo menos infantil?

Le pregunté al Señor el día de hoy qué podía decirle a la iglesia acerca de México, y la respuesta del Señor fue horriblemente simple: Diles que lo disfruten todo lo que puedan porque ya no les queda mucho tiempo en él… ¿Qué harás tú después de esto?… Cada uno tiene su parte… ¿Harás la tuya o actuarás como el indolente a quien no le importan las cosas sencillas?… Reaccionemos iglesia, reaccionemos mexicanos…

Pbro. Efraín Reyes Bonilla