Es la semana en que el cristianismo celebra la muerte y resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Es a la vez la más grande y antigua de las fiestas de la iglesia cristiana, habiéndose observado desde un inicio de la era cristiana. La importancia de la celebración deriva de la centralidad de la resurrección en la fe y predicación de la iglesia. La Biblia dice que: “Si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra Fe y Esperanza”
Durante los primeros tres siglos hubo diferencias de opinión entre las iglesias de Alejandría y Roma en cuanto al método para calcular la fecha de Semana Santa; pero desde el concilio de Nicea (año 325 d.C.) la fecha ha estado determinada por la Pascua judía y se celebra en el domingo (de resurrección) más próximo al 14 de nisán. Esto significa que los límites extremos de la fiesta son desde el 21 de marzo hasta el 25 de abril. Por lo tanto, Semana Santa es la semana en que se recuerda uno a uno los sucesos que se realizaron en la vida, persona y obra del Hijo de Dios, Jesucristo, no deja de ser para el pueblo cristiano el motivo imperativo para un recogimiento espiritual; es cuando la preocupación por lo que toca a nuestras prácticas religiosas cobran mayor intensidad. Es cuando nos interesamos aún más por nuestra actitud frente a la personalidad de Jesús que en la máxima hora para El, para su pueblo y para la humanidad nos pone una alternativa.
¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Mateo 27:22. La pregunta que planteó el verdugo del Señor queda como un dilema que desde aquella fecha toda alma tiene que resolver frente a Jesús. La respuesta y actitud que el alma observe determinará el lugar que ocupara en la eternidad.
Esta alternativa no depende de “Jesús que se dice el Cristo” ni tampoco del valor de su obra. Ya que esta fue perfecta pues para ellos se sometió al cumplimiento fiel de la voluntad del Padre y a lo predicho por los profetas. Fue lo inmensurable de su amor a nuestras almas lo que lo indujo a sujetarse y a ser llevado “como oveja del matadero”, Toda su obra quedo perfecta, no queda nada por hacer. (Por parte de Dios y El), porque “Consumado es”.
La razón y la eficacia de este hecho queda en la aplicación que tú y yo le demos en nuestra vida. Toda eficacia práctica en nuestro beneficio se resuelve con nuestra elección y decisión personal.
Que esta semana logremos dar solución favorable para nuestro beneficio espiritual a la única alternativa: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Mateo 27:22
Pbro. Rodolfo Torres Pérez