Reírse es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Buscar a otros es arriesgarse a compromisos.
Mostrar los sentimientos es arriesgarse a revelar el verdadero ser.
Amar es tomar el riesgo de no ser amado.
Esperar es arriesgarse a terminar desesperado.
Intentar es arriesgarse a fracasar.
¿Quieres ser ineficiente? No te arriesgues nunca.
Dile no al valor y sí a la cautela.
La parálisis del análisis se hará cargo de tu vida.
Moisés se arriesgo metiéndose al Mar Rojo, y Dios le dio un milagro.
David se arriesgo frente a osos y leones y Dios le dio la Victoria frente a un Goliat.
Pablo prefirió ir a Jerusalén que quedarse a mirar los amaneceres de Mileto.
La vida y el riesgo siempre van de la mano.
Jesús le dijo a Pedro, boga mar adentro, se arriesgo y saco abundantes peces.
El apóstol Pablo le dijo a Timoteo “Predica el evangelio”,
y Timoteo fue un gran evangelista.
Hoy es tiempo de arriesgarse, ora por otros, háblales del Evangelio.
Los discípulos se arriesgaron a orar en el aposento alto.
Arriésgate, habla de Jesucristo…predica la palabra de Dios.
Pbro. Rodolfo Torres Pérez