Después de creer en Cristo y recibir su perdón, recibimos la vida eterna y el poder para permanecer en Él. Jesucristo usó una alegoría en la que se describe a sí mismo como: “La vid verdadera” o planta que produce uvas, y a los discípulos como “los pámpanos” es decir, las ramas de la vid. A través de esta ilustración Jesús nos enseñaba la importancia de la unidad entre la vid y los pámpanos para así poder dar fruto. Dios es descrito también como el viñador que cuida de los pámpanos, a fin de que puedan producir fruto. Dios espera que todos los creyentes demos fruto.
Juan 15 ilustra la gran responsabilidad que como creyentes debemos cuidar: permanecer unidos a Él. De ésta manera se desarrolla una vida fructífera. Estudiemos algunos principios para permanecer en unidad con Jesús:
Que maravilloso es tener la promesa de nuestro maestro, de que si permanecemos en Él, “Llevaremos mucho fruto” (Juan 15:5)
El otro mensaje que se nos enseña en este pasaje, tiene que ver con los que un día creyeron en Jesús, pero por circunstancias diversas: se apartaron de Él y aún dejaron de creer. El maestro dio a sus discípulos una amorosa advertencia, declarándoles que si es posible que los que alguna vez fueron verdaderos creyentes: le den la espalda a Cristo, dejen de permanecer en Él y por lo tanto sean echados en el fuego eterno (Jn. 15:6) Consideremos las siguientes verdades bíblicas:
Les invito a que cada día de nuestra vida, fortalezcamos nuestra fe en el Señor Jesús, a través de la obediencia de la palabra de Dios y la búsqueda del poder del Espíritu Santo por medio de la oración. Pedir al Padre, que como nuestro viñador, nos de poder para vencer sobre todo lo que nos separa de Jesús, poder para ser fructíferos.
Pbro. Raúl Rosas Gónzalez