6.- ENSEÑAR
Para nuestra mentalidad moderna hablar de enseñanza es pensar, casi automáticamente, en salones de clase, libros y cursos. Enseñanza es sinónimo de «clases». Debemos hacer a un lado este concepto si es que queremos entender lo que Jesús tenía en mente cuando hablaba de enseñanza. Aunque ninguno de los discípulos había tomado cursos sobre pedagogía o técnicas de enseñanza, la metodología a seguir la habían visto claramente demostrada en la vida y ministerio del Maestro.
La enseñanza en el ministerio de Cristo vino a través de varios caminos. La más formal fue la de sus predicaciones. Una técnica menos formal que frecuentemente usó el Mesías, fue la del diálogo. Jesús le preguntaba a la gente (mayéutica se llamaba el método o técnica y Sócrates ya lo había usado)
El método que más frecuentemente usó, sin embargo, fue el de enseñar por medio del ejemplo de su propia vida.
7.- GUARDAR SU PALABRA
Una gran parte de lo que se enseña dentro de la iglesia hoy tiene el objetivo de informar a los miembros del cuerpo. Nos enredamos en interminables estudios sobre todos los temas posiblemente relacionados con la vida cristiana. Al examinar los evangelios, sin embargo, encontraremos que la enseñanza de Cristo nunca tuvo el objetivo de informar a los discípulos.
Producir una transformación en la vida de aquellos que escuchan la Palabra es uno de los objetivos primordiales de nuestro ministerio como maestros. El cristianismo es un estilo de vida.
¡De nada sirve que los que nos oyen queden entusiasmados con la enseñanza, si es que van a seguir viviendo de la misma manera que antes!
Termino con esta frase:«Las Escrituras no nos han sido dadas para nuestra información, sino para nuestra transformación». D. L. Moody. PARTE 3 (ÚLTIMA).