He entendido al hablar con personas mayores que la paciencia a su edad es requerida, y es requerida porque deben escuchar a los que somos más jóvenes hablar como si tuviéramos razón siempre (y ellos no), porque deben dar sus consejos y muchas veces esos consejos no son tomados en cuenta y esto es, en general, porque han visto y vivido cosas que nosotros aun no y entienden muchas cosas acerca del mundo porque llevan más años en él. Así sucede con nuestro Dios, el Anciano de días (así se llama al Padre en Daniel capítulo 7) ¿Se ha puesto a pensar cómo mira el Padre a un hombre que con todos sus argumentos preparados afirma que Dios no existe? Aunque a mí estas personas me hacen enojar, he entendido que el Padre los mira con amor y les sigue brindando oportunidades para darse cuenta de que el error está en ellos. ¿Y qué piensa el Señor de aquellos que causan divisiones, hablan mal de los hermanos, critican con dureza a los siervos de Dios o hasta se atreven a pensar que la iglesia estaría mejor en sus manos? La verdad es que el Padre ya pudo haberlos consumido (y algunos de nosotros somos como los hijos del trueno del siglo XXI y quisiéramos que lo hiciera), y sin embargo Él tiene paciencia y renueva su misericordia para con ellos, no queriendo que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Es un hecho que estas personas tienen una fecha límite para cambiar y que si no lo hacen el Padre cumplirá su Palabra y el pecado no quedará sin castigo, (especialmente aquél que tiene que ver con dañar a sus hijos), pero también es un hecho que debemos aprender a tratar a estas personas como lo hace el Señor, con más paciencia, no respondiendo mal por mal, bendiciendo en vez de maldecir, y no con ganas de acumular ascuas de fuego sobre sus cabezas (argumentos en contra de ellos en el día del juicio), sino con sincero deseo de que se arrepientan y un día comprendan sus errores, ya que, como bien dijo el Señor acerca de sus perseguidores, no saben lo que hacen. Yo también he sido perseguido y criticado por cristianos y no cristianos, también he tenido pláticas con personas que aseveran que tengo muy buena imaginación por creer en mi Dios, y también he sentido deseos de que algo malo les pase para que entren en razón, sin embargo, es tiempo de madurez, de aprender de aquellos ancianos que no responden cómo se les habló, sino que devuelven bendición aunque se les dé mal, aprender del Anciano de días que sigue extendiendo su gracia aún en medio de la sobreabundancia del pecado, y que nos mira con paciencia, amor y espera de nosotros que alcancemos sus criterios (caminos), que tengamos su mente, que seamos y actuemos como Él, Aquél que no podrá ser burlado jamás y que no tendrá por inocente al malvado pero que sigue siendo lento para la ira y grande en misericordia.
Pbro.Efraín A.Reyes Bonilla
Pastor de Jóvenes